Los estados de la frontera sur de México se han convertido en 2024 en las regiones con mayor percepción de inseguridad a nivel nacional. Esto se debe a la disputa territorial entre los principales cárteles del narcotráfico y el tráfico de personas, una problemática agravada por el creciente número de migrantes varados debido a las nuevas restricciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos.
Villahermosa, Tabasco, lidera la percepción de inseguridad con un 95.3 % de sus habitantes reportando esta sensación, seguida por Tuxtla Gutiérrez (90.6 %) y Tapachula (90.1 %) en Chiapas. Tapachula, considerada la principal puerta de entrada a México desde Centroamérica, enfrenta además la presión del aumento de la migración irregular, con un récord de 925,000 personas detectadas entre enero y agosto de 2024, lo que representa un incremento interanual superior al 130 %.
Alfredo de la Cruz Cordero, representante de la organización Nueva Generación y Vinculación Social, señaló la falta de control efectivo en la frontera con Guatemala como un factor que favorece las actividades del crimen organizado. Según Cordero, la ausencia de filtros fronterizos ha permitido que migrantes de diversas nacionalidades, incluidos chinos y rusos, lleguen a la región.
La lucha entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se ha intensificado, generando un clima de violencia que afecta tanto a la población local como a los comerciantes. Los habitantes de Tapachula denuncian extorsiones conocidas como “cobro de piso” y demandan mayor vigilancia por parte de las fuerzas federales para garantizar la seguridad.
El presidente municipal de Ciudad Hidalgo, Elmer Vázquez Gallardo, solicitó al Gobierno federal la instalación de una base de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) en el río Suchiate, que actúa como frontera natural con Guatemala. Asimismo, instó a un mayor compromiso de las autoridades para atender esta crisis que impacta la economía local y regional.