Por Sharon Oropeza
El año 2000 marcó un hito en la música pop estadounidense con éxitos como “What a Girl Wants” de Christina Aguilera y “Independent Woman” de Destiny’s Child. Sin embargo, el verdadero fenómeno fue “Breathe” de Faith Hill, la primera canción country en alcanzar la cima desde los años 60, inspirando a una joven Taylor Swift.
Un estudio reciente de la Universidad Queen Mary de Londres, publicado en Nature, revela que la complejidad melódica de las canciones populares experimentó un declive notable en el año 2000. Los investigadores Madeline Hamilton y Marcus Pearce analizaron las melodías que llegaron al top cinco de la lista Billboard desde los años 50, identificando dos períodos de declive: en 1975 y en el 2000.
“Aunque las melodías han mostrado una simplificación, esto no implica una pérdida en la calidad musical”, aclaran los investigadores. Es posible que esta reducción en la complejidad sea contrarrestada por avances en otros aspectos musicales como la calidad del sonido digital.
El estudio, aún preliminar, proporciona valiosas pistas sobre la evolución musical. La metodología evaluó elementos como el ritmo, el rango tonal, la densidad de notas y la sincronización para medir la complejidad melódica.
A pesar de estos hallazgos, los investigadores advierten contra la evaluación subjetiva de la música moderna. Para el crítico musical Mark Fisher, la música contemporánea refleja los tiempos modernos y el ritmo acelerado de la cultura actual.
En resumen, el año 2000 marcó un cambio en la complejidad melódica de la música pop, reflejando cambios culturales y tecnológicos mientras otros aspectos musicales avanzan para ofrecer nuevas formas de disfrute auditivo.
