La icónica película Terminator 2: Judgment Day casi no vio la luz, ya que James Cameron no tenía interés en continuar la saga. Sin embargo, el éxito arrollador de la primera entrega y la insistencia de Arnold Schwarzenegger lo llevaron a coescribir el guion en un plazo reducido de seis a ocho semanas junto a William Wisher. Aunque el dúo creó una historia ambiciosa, ignorar el presupuesto les obligó a recortar subtramas y a eliminar escenas importantes, incluida una inicial de nueve minutos que mostraba una máquina temporal en el año 2029.
Pero la improvisación resultó ser un aliado inesperado. La escena postapocalíptica que abre la película, llena de coches calcinados y chatarra, no se logró con semanas de trabajo de efectos especiales. Fue resultado de una coincidencia: un guardia de seguridad, molesto con Universal Studios, incendió parte del set. En lugar de lamentarlo, Cameron y el equipo aprovecharon el caos. Según John Lucky, director de arte de la película, “estábamos en medio de nuestra futura guerra”.
El rodaje, además, estuvo marcado por la presión y la prisa. Cameron ganó fama de dictador en el set, lo que llevó a los miembros del equipo a crear camisetas con la frase: “No puedes asustarme. Trabajo para Jim Cameron”. A pesar del caos, la película triunfó en la taquilla y obtuvo cuatro premios Óscar, incluyendo el de Mejores Efectos Visuales, consolidándose como una obra maestra de la ciencia ficción.