Uno de los mayores desafíos en la crianza es encontrar el equilibrio adecuado entre la autoridad y la permisividad. Ser demasiado estricto puede afectar negativamente la autoestima y la seguridad de tus hijos, mientras que ser muy permisivo podría llevar a la falta de responsabilidad y dificultades para adaptarse al mundo adulto.
La clave está en escuchar a tus hijos y dialogar con ellos, estableciendo reglas claras pero dejando espacio para la comunicación.
Los padres que logran mantener ese punto medio favorecen el desarrollo de niños más seguros, empáticos y con mejor capacidad para enfrentar los retos de la vida. Es esencial que tus hijos se sientan escuchados, pero también que comprendan que hay decisiones que tú, como padre, debes tomar para su bienestar.