La incertidumbre en los mercados financieros aumenta a medida que se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Aunque se ha observado un ‘rally’ en las tasas largas, las monedas de los países emergentes, incluido el peso mexicano, se han depreciado, reflejando la creciente aversión al riesgo en un entorno de indefinición. Con Pensilvania como estado clave, la contienda es una de las más reñidas en la historia reciente de Estados Unidos, y las casas de apuestas otorgan una ligera ventaja al actual presidente, Donald Trump, debido a su creciente momentum y a la posibilidad de un voto oculto a su favor.
La naturaleza volátil del mercado implica que los escenarios no son fáciles de predecir, especialmente con dos candidatos que presentan propuestas divergentes, cada una con diferentes implicaciones para Estados Unidos, México y el resto del mundo. En días recientes, la imagen que proyectan los mercados muestra poca consistencia, y aunque el ‘rally’ en las tasas largas es un indicio, la depreciación de las monedas emergentes refleja un panorama de incertidumbre.
En términos de política económica, Trump ha propuesto imponer un arancel universal a todos los productos manufacturados fuera de Estados Unidos. Este enfoque de sustitución de importaciones generaría un impacto en los precios de los bienes importados, lo que podría traducirse en un incremento inflacionario en EE.UU. de entre 1.5% y 2%, dificultando los esfuerzos de la Reserva Federal para alcanzar su objetivo de inflación. Si otros países aplican medidas arancelarias en represalia, las presiones inflacionarias podrían intensificarse a nivel global, afectando a los mercados con tasas de interés más elevadas y un dólar más fuerte, lo que a su vez depreciaría aún más las monedas internacionales.
Por otro lado, las propuestas de Kamala Harris mantienen la mayoría de las políticas públicas actuales, pero no están exentas de retos. Aunque se plantea revertir algunos recortes de impuestos corporativos implementados en la administración de Trump, el déficit fiscal de EE.UU. podría incrementarse en aproximadamente un punto porcentual, alcanzando un 7% del PIB.
La segunda administración de Trump, en caso de resultar vencedor, podría mostrar una continuidad en su estilo de gobierno combativo y autoritario, con amenazas como herramienta de negociación. Esto podría provocar volatilidad en los mercados financieros, especialmente si cuenta con el control del Senado. En contraste, una victoria de Harris proyecta un panorama más estable para los activos, aunque su enfoque político podría afectar temas específicos como el T-MEC y la relación con México.
Para los mercados globales, la expectativa es que los resultados electorales de EE.UU. tengan efectos significativos en el comercio, la economía y las tasas de cambio, sumándose a la volatilidad que ya se observa en los precios de los activos y en las monedas emergentes.