La niñez digital afecta el desarrollo de habilidades físicas debido al tiempo frente a dispositivos, pero también influyen factores como la falta de actividad al aire libre, juegos físicos y una rutina pasiva
Desde tareas sencillas como cerrar una cartuchera hasta pasar las páginas de un libro, las habilidades motoras finas, que antes se adquirían de forma natural, parecen estar disminuyendo. Una nueva generación de niños, cada vez más expuestos a dispositivos electrónicos desde temprana edad, enfrenta dificultades en tareas que requieren precisión y control manual. Docentes y expertos señalan que los niños de hoy muestran menos destrezas motrices que sus predecesores, reflejando un cambio en su desarrollo.
Las habilidades motoras finas son esenciales para actividades como escribir, recortar, manipular bloques o usar cubiertos correctamente. Sin embargo, muchos educadores observan que los niños tienen problemas con estas tareas. Un estudio de Education Week revela que el 77% de los educadores han notado mayores dificultades en el uso de lápices y tijeras, y el 69% observa problemas en acciones cotidianas como atarse los zapatos.
Esta falta de habilidades afecta la autonomía y el aprendizaje de los niños, pues limita su capacidad para escribir, dibujar y realizar actividades fundamentales para su desarrollo cognitivo, lo que puede generar frustración. La pandemia de COVID-19 agravó la situación, pues el confinamiento y el cierre de escuelas redujeron las oportunidades de socialización y actividad física. Un estudio con más de 250 bebés nacidos durante el primer año de la pandemia mostró que a los seis meses tenían puntuaciones más bajas en pruebas de motricidad fina que aquellos nacidos antes del confinamiento.
El teletrabajo también contribuyó al aumento del tiempo frente a pantallas, reduciendo aún más las oportunidades de juego activo y la manipulación de objetos físicos. Los dispositivos electrónicos han sustituido actividades clave para el desarrollo motor, como dibujar, recortar y jugar con bloques. Incluso la lectura, fundamental para la concentración y el aprendizaje, ha disminuido. Según Pew Research, la lectura recreativa ha caído entre los niños, y en algunas aulas, como señala Amy Hornbeck, los niños no se acercan a los libros durante todo el día.
Los cambios en la crianza también han influido, con ropa más cómoda que elimina botones y cremalleras, y juguetes que facilitan el juego sin requerir destreza manual. Los alimentos envasados, que no requieren utensilios, también han disminuido las oportunidades para que los niños ejerciten sus habilidades motoras.
Para revertir esta tendencia, es crucial que los padres fomenten actividades que estimulen la motricidad fina, como recortar, cocinar juntos o jugar con bloques tradicionales. Limitar el tiempo de pantalla y promover actividades físicas es esencial. Además, la lectura debe ser reintroducida de manera atractiva. Hornbeck sugiere que los padres participen primero en las actividades y den el ejemplo.
El declive en las habilidades motoras finas refleja los cambios en la infancia moderna. Sin embargo, con pequeños ajustes en el hogar, como recuperar el juego físico, fomentar la lectura y reducir la dependencia de la tecnología, es posible revertir esta situación y asegurar un desarrollo saludable en los niños.