Por Valeria Vázquez
Desde el nacimiento del mundo digital, las promesas de que “lo nuevo” matará a “lo viejo” han sido constantes. Sin embargo, en el caso del streaming, esa evolución parece estar en un punto crítico. Aunque el formato de transmisiones en vivo se presentó como una revolución, los números actuales indican que su impacto, en términos de audiencia, está lejos de alcanzar el nivel de los medios tradicionales.
Hoy, grandes canales como Olga y Luzu, que emplean más de 200 personas y generan producciones similares a la vieja televisión y radio, han adoptado métricas como el rating para medir su éxito. No obstante, los programas más vistos apenas alcanzan 100,000 espectadores en vivo, lo que equivale a un punto de rating televisivo, cifras significativamente menores en comparación con las de hace una década.
La competencia en el streaming se centra en un formato generalista que, si bien atrajo inicialmente a grandes audiencias, ahora parece estancarse. La falta de innovación y la dependencia de figuras mediáticas generan programas poco diferenciados que buscan captar al mismo público. Este enfoque, sumado a la saturación de oferta, parece limitar el crecimiento del formato en vivo.
A pesar de esto, un viejo conocido vuelve a ganar protagonismo: el contenido on demand. Cadenas como Resumido Info (noticias) y Clank! (deportes) están optando por una estrategia más especializada, con producciones que buscan relevancia a largo plazo, independientemente de la coyuntura diaria. Este modelo plantea un contraste interesante frente a los grandes canales, priorizando calidad y nichos sobre la masividad del formato en vivo.
El futuro del streaming en 2025 estará marcado por una posible “depuración natural”, dejando espacio para los más fuertes y empujando a otros hacia nuevos formatos. ¿Será el on demand la verdadera evolución del streaming? Solo el tiempo lo dirá.
