Cada primer viernes de mayo, amantes del vino de todo el planeta rinden tributo a una de las cepas más frescas y versátiles: el Sauvignon Blanc. Originario del Valle del Loira en Francia, este vino blanco se ha ganado un lugar privilegiado en mesas y copas gracias a su carácter aromático, notas cítricas y acidez vibrante.
A pesar de la reciente baja en las exportaciones generales de vino chileno, el Sauvignon Blanc mantiene su presencia como un favorito indiscutible en los mercados internacionales. Su popularidad se debe en gran parte a su adaptabilidad a distintos climas y estilos de vinificación, lo que permite encontrar desde versiones ligeras y frutales hasta expresiones más estructuradas y complejas.
En países como Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Francia, se celebran catas, eventos enológicos y promociones especiales para honrar esta variedad que ha logrado conquistar tanto a expertos como a nuevos consumidores.
Este día es también una oportunidad para valorar el trabajo de los viticultores y enólogos que, año tras año, buscan perfeccionar la expresión de esta cepa. El Sauvignon Blanc no solo es un vino, es una experiencia sensorial que celebra la frescura, la elegancia y la diversidad del mundo vinícola.
