Durante siglos, los fermentos han ocupado un lugar esencial en diversas culturas del mundo, desde el kimchi coreano hasta el chucrut alemán. Hoy, estos productos ancestrales viven un renacimiento en la gastronomía moderna, posicionándose como elementos imprescindibles en las cocinas de chefs de todo el mundo.
El interés renovado en los fermentos no es casualidad. Expertos gastronómicos destacan que estos alimentos no solo aportan matices profundos e inigualables de sabor, sino que también ofrecen beneficios a la salud, como el fortalecimiento del sistema inmunológico y la mejora de la digestión gracias a su riqueza en probióticos.

Restaurantes de alta gama, cafeterías saludables y cocinas caseras están incorporando fermentos en sus menús: miso, kombucha, kéfir, kimchi y curtidos artesanales, entre otros. Además, su elaboración artesanal permite experimentar y personalizar los sabores según las técnicas y condiciones locales.
La tendencia no solo resalta la innovación culinaria, sino también un retorno a métodos más sostenibles y naturales de conservación de alimentos, adaptándolos a la creciente demanda de bienestar y autenticidad en la comida.