Sin hacer mucho ruido, pero dejando una gran huella, Devil May Cry se ganó su lugar en la animación de Netflix. Apenas unos días después de su estreno, la serie ya tiene asegurado su futuro: una segunda temporada está oficialmente en camino. Y no es solo una buena noticia para los fans de la saga de Capcom; es una señal clara de que las adaptaciones de videojuegos, si se hacen bien, pueden trascender su nicho y volverse parte del mainstream.
La primera temporada, de solo 8 episodios, fue una explosión de estilo: animación ágil, combates frenéticos, una dosis justa de humor sarcástico y una narrativa que, aunque no reinventó la rueda, capturó la esencia del Dante que los jugadores han amado desde los días de PlayStation 2.
Pero más allá del anuncio de la segunda temporada, lo interesante es lo que representa: Netflix está apostando fuerte por el universo gamer. Lo hizo antes con Castlevania , y ahora, con Devil May Cry , parece seguir el mismo camino. La estrategia es clara: tomarse en serio a los fans, construir lore con respeto y mantener el nivel de producción al ras del suelo infernal donde habitan los demonios que Dante caza.
La primera entrega nos dejó varios ganchos para seguir: la aparición de Vergil, los misteriosos conejos blancos, y un antagonista que apenas empieza a desplegar sus alas demoníacas. Pero más allá del cliffhanger, queda una pregunta: ¿cómo va a evolucionar esta versión del universo DMC? ¿Será más introspectiva, más caótica o más fiel al tono gótico-pop que caracteriza a la franquicia?
Adi Shankar, productor de la serie, ya había dejado entrever que Devil May Cry no era un proyecto de una sola temporada. La historia, al parecer, apenas empieza. Y si el ritmo se mantiene, podríamos estar frente a otro caso de éxito sostenido que, como Castlevania , termina marcando una nueva era en las adaptaciones animadas de videojuegos.
Por ahora, no hay fecha de estreno para la segunda temporada. Pero si el infierno tiene agenda, seguro que ya está bloqueando espacio para el regreso de Dante.
