EL PLACER MAS ALLÁ DEL ORGASMO

Por: ANA LAURA ROSAS BUCIO

En nuestras actividades sexuales pareciera que la meta final es culminar con un intenso, profundo y largo orgasmo o mejor aún, con varios. Y si bien es cierto, ¡sí!, ojalá todas nuestras actividades sexuales concluyan así. Sin embargo, pensar en el orgasmo con la expresión última del placer es perdernos de muchas otras formas de sentir placer que son muy intensas y que no son necesariamente orgasmos que se experimentan en nuestros genitales. 

Esta semana te quiero invitar a dejar de “perseguir orgasmos”. La cultura oriental nos invita a centrar la búsqueda en la experiencia del placer y el éxtasis, mientras que en occidente tiene una experiencia coito-céntrica con la búsqueda de placer persiguiendo orgasmos. De hecho, el Kamasutra y el taoísmo sugieren que, al llegar al orgasmo, se desperdicia energía vital, ya que se disipa la energía y termina el encuentro sexual. 

Nosotros estamos en México, sin mucha educación sexual, con grandes influencias de la pornografía. Y aunque educarnos en el Tao podría ser de mucha utilidad, podríamos empezar con algunas ideas que nos inviten a explorar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones en búsqueda del placer más allá del orgasmo. 

Hellen Kaplan en su Manual Ilustrado de Terapia Sexual propone el “placereado”, que en palabras sencillas significa generar rituales o acercamientos que permitan el placer focalizado en el cuerpo no genitalmente. Así como el “coito no exigente” que se refiere a tener actividades sexuales sin buscar el orgasmo como meta. 

En realidad, debemos recordar que el orgasmo no surge únicamente en los genitales, sino que nace en nuestro cerebro, que es el órgano sexual más poderoso e importante. Y si el cerebro no está concentrado o se obsesiona al final puede suceder que no se logre. 

La primera invitación que te hago es a enfocarse en conocer tu cuerpo sin presiones externas, hay que explorar el cuerpo sin presiones. El autoerotismo, las fantasías y la autoexploración, no solo permite conocernos mejor, sino también derribar tabúes y mitos. Recuerda el placer no tiene una única definición, ni un destino fijo, permitirnos disfrutar de todo el cuerpo, de todo lo que los sentidos nos regalan. 

Inicia a solas y después compártelo en pareja. Exploren el cuerpo, ya que cada cuerpo es único, y además como seres cambiantes, lo que nos gusta ahora puede ir cambiando al paso del tiempo. Hay que mantenerse curioso y explorar al otro y dejarte explorar para ir descubriendo aquellas zonas que generan sensaciones agradables y placenteras.

Dar un masaje, tomarse tiempo de acariciarse, de conocerse y reconocerse, de probar si es mejor caricias suaves casi imperceptibles o más bien gustamos y queremos más fuertes e intensas. Explorar cada rincón, cada centímetro de la piel y experimentar en consciencia como nuestras terminaciones nerviosas responden. Tocar con las manos, con los pies, con el torso o el cabello. Es momento de experimentar con las sensaciones, con aceites, con plumas, con frio o calor. Todo con la apertura solo de experimentar

La segunda recomendación: prueba algo nuevo, para salir de la rutina puede ayudar a experimentar nuevas sensaciones. Juegos, roles, y también intimidad. Las emociones, la confianza, compartir, jugar son ingredientes que le aportan mucho placer a nuestras actividades sexuales. Una conversación profunda, mirarse a los ojos, compartir un momento de risa, son también formas de intimidad. El placer se enriquece cuando existe una conexión honesta. 

Atrévete a experimentar con las sensaciones, con tus emociones y hasta con tu intelecto. Hay que dar rienda suelta a nuestra creatividad, a entender que hay que disfrutar el camino

Y como tercera recomendación: quita las censuras de tu mente. Permítete fantasear con el sexo, despierta tu imaginación erótica. Pensar en sexo, nos lleva a desear el sexo, a mantener “despierto” nuestro cuerpo, preparado para ser estimulado. Abrir nuestra mente a los pensamientos sexuales va a ayudar mucho, pero no solo a la experiencia sexual en si misma, ni al orgasmo, sino al disfrute, a ver, escuchar, oír, oler, gustar o tocar. A estar presente en el momento con consciencia plena, con libertad interior y dispuesta/o a disfrutar el placer de ser un ser sexual, con un cuerpo entero, completo y dispuesto a darte sensaciones extraordinariamente placenteras, que pueden concluir en uno o varios orgasmos o no. Porque el objetivo de tus actividades sexuales ya no será necesariamente llegar al orgasmo genital, sino disfrutar todo el encuentro, cada minuto.

Te invito a disfrutar del sexo sin la prisa por alcanzar el resultado final. Vive el momento como un intercambio de sensaciones y emociones, dándote permiso de descubrir nuevas formas de disfrute, sin expectativas.  Recuerda no existe una forma correcta de vivir nuestra sexualidad, cada persona y cada experiencia son únicas. No hay recetas ni formas exclusivas de sentir placer. Y no olvides el placer erótico no es una meta, sino una experiencia en sí misma

“El placer es un estado de consciencia

Que se expresa en el cuerpo

Que depende y empieza por uno mismo”

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