En 1997, la HP OmniBook 800CT innovó al presentar un mini ratón integrado en su diseño, algo que fue muy inusual para la época. Sin embargo, la idea resultó ser un completo fracaso. El mini ratón era incómodo de usar, lo que lo convirtió en una de las características menos efectivas en la historia de las laptops. A pesar de que la laptop tenía un alto costo de 4,750 dólares, la inclusión de esta innovación nunca alcanzó el éxito esperado.
Hoy, más de 28 años después, el mini ratón sigue siendo recordado como una de las ideas tecnológicas más fallidas. En ese entonces, las laptops eran más grandes y no existía el uso común de los ratones de control remoto, por lo que HP intentó incorporar un mini dispositivo que pudiera facilitar la navegación, pero el resultado fue contrario a lo que se esperaba.
Este fracaso dejó una lección importante para la industria tecnológica: no todo lo innovador termina siendo práctico. El mini ratón de la HP OmniBook se convierte en un ejemplo de cómo la creatividad no siempre se traduce en éxito. Y, aunque hoy se vea como una curiosidad tecnológica, su diseño y ejecución nos recuerdan que la utilidad siempre debe ser la prioridad en cualquier dispositivo.