El auge de las plataformas de streaming ha transformado significativamente la industria del cine y la televisión. Empresas como Netflix, Amazon Prime Video, Disney+ y HBO Max han revolucionado la producción de contenido, invirtiendo grandes sumas en la creación de series y películas originales. Esto ha permitido una mayor diversidad y representación en las historias, ofreciendo oportunidades a talentos emergentes y voces anteriormente marginadas.
La distribución de contenido también ha cambiado drásticamente. Ya no es necesario esperar meses para que una película llegue a diferentes mercados, ni estar atado a horarios de emisión en televisión. Las plataformas de streaming permiten lanzamientos simultáneos a nivel global y facilitan el acceso inmediato al contenido. Este modelo ha desafiado a las salas de cine tradicionales, especialmente durante la pandemia de COVID-19, impulsando a los estudios a adoptar estrategias híbridas de distribución.
El comportamiento del consumidor ha sido igualmente impactado. Con el streaming, los espectadores pueden ver lo que quieran, cuando quieran y donde quieran. La práctica del “binge-watching” se ha popularizado, y los algoritmos avanzados de recomendación personalizan la experiencia de visualización. Esta flexibilidad y personalización han fortalecido la lealtad del cliente, incrementando el tiempo de visualización en las plataformas y redefiniendo el panorama del entretenimiento.
