Desde reglas estrictas hasta libertad controlada, los métodos parentales influyen en el desarrollo de habilidades sociales, cognitivas y emocionales en los niños, según National Geographic
Los estilos de crianza reflejan la constante búsqueda de los padres por encontrar estrategias que garanticen el bienestar y desarrollo integral de sus hijos. Desde enfoques estrictos como el “tiger parenting” hasta modelos más permisivos como el “free-range parenting”, cada uno pretende ofrecer respuestas a las demandas de una sociedad en constante transformación. Sin embargo, no todos estos enfoques cuentan con un respaldo científico sólido que valide su impacto real. Según un artículo de National Geographic, Annie Pezalla, psicóloga del desarrollo en Macalester College, Estados Unidos, indica que el temor de los padres a cometer errores alimenta una tendencia prescriptiva que genera dudas y ansiedad en torno a la crianza.
En la década de 1960, la psicóloga estadounidense Diana Baumrind estableció un marco teórico para clasificar los estilos parentales en cuatro categorías principales: autoritario, autoritativo, permisivo y negligente. Cada uno con diferentes características que impactan la relación padre-hijo y el desarrollo emocional del niño. Aunque estos estilos ofrecen un marco útil, no abarcan la complejidad de las dinámicas familiares ni consideran cómo las influencias culturales y sociales impactan las decisiones parentales.
![](https://adrnetworks.mx/wp-content/uploads/2025/02/banner-crianza-positiva-800x445-1.jpg)
En las últimas décadas, han surgido nuevos enfoques de crianza que buscan adaptarse a los retos de la crianza moderna, aunque muchos de ellos carecen de un sólido respaldo científico. Entre estos enfoques se encuentran el Gentle Parenting, que prioriza la empatía y la conexión emocional, pero que puede resultar agotador para los padres; el Snowplow Parenting, que busca eliminar las dificultades del camino de los niños, lo que puede reducir su capacidad de desarrollar resiliencia; el Helicopter Parenting, que implica una sobreprotección constante y puede limitar la autonomía de los niños; el Free-Range Parenting, que fomenta la independencia, pero requiere un equilibrio con la supervisión adecuada; el Tiger Parenting, que exige excelencia académica a costa del apoyo emocional, y el Lighthouse Parenting, que combina apoyo constante con límites claros, promoviendo un equilibrio entre autonomía y seguridad.
Más allá de las etiquetas y tendencias, los expertos coinciden en que existen principios fundamentales para un desarrollo saludable. Un apego seguro, donde los niños se sientan protegidos, comprendidos y valorados, es esencial para establecer bases de confianza y estabilidad emocional. La disponibilidad emocional de los padres, su capacidad para atender las necesidades emocionales de sus hijos, también juega un papel clave en su desarrollo. Además, establecer una estructura con paciencia y flexibilidad, adaptando las expectativas y el nivel de orientación según la edad y las necesidades del niño, es crucial para fomentar la autonomía y el bienestar.
Un estilo de crianza equilibrado no solo contribuye al bienestar emocional y psicológico de los niños, sino que también fortalece los lazos familiares. Criar con amor y guía, cultivando relaciones basadas en la confianza mutua, permite que los hijos mantengan a sus padres como una presencia significativa en sus vidas a lo largo del tiempo.
![](https://adrnetworks.mx/wp-content/uploads/2025/02/crianza-positiva-08-1024x683-2.jpg)