El Impacto de Criar con Miedo: Consecuencias Emocionales y Psicológicas

La sobreprotección paterna y la hipervigilancia limitan la autonomía infantil, mientras que una crianza consciente permite a los niños descubrir su esencia y vivir desde la autenticidad

El miedo es una emoción poderosa que, aunque tiene aspectos positivos, puede causar un gran daño si no se gestiona adecuadamente. En la maternidad y la paternidad, el miedo es común, ya que los padres suelen enfrentarse a la incertidumbre y las dudas sobre si están tomando las decisiones correctas para sus hijos. La psicóloga Silvia Álava Reyes, especializada en infanto-juvenil, explica que, aunque es natural tener temores, cuando estos bloquean y paralizan, pueden derivar en sobreprotección. Esta sobreprotección surge cuando los padres intentan prevenir posibles problemas que aún no han sucedido, impidiendo que los niños desarrollen su autonomía y habilidades para enfrentarse al mundo.

Álava destaca que la hipervigilancia paterna enseña a los niños que el mundo es peligroso, lo que aumenta las probabilidades de que desarrollen trastornos como ansiedad o depresión en el futuro. Además, este tipo de crianza fomenta un control excesivo, donde los padres toman decisiones por sus hijos, lo que limita su capacidad de tomar decisiones propias.

Por su parte, Alejandra Melús, experta en Atención Temprana, resalta que aunque el miedo es una emoción natural, no debe ser la base de la crianza. Los padres deben enfocarse en soluciones prácticas y enseñar a sus hijos a gestionar sus emociones de manera saludable. De lo contrario, el miedo parental puede generar un apego ansioso, donde los niños dependen emocionalmente de sus padres para obtener consuelo, en lugar de aprender a regular sus propios sentimientos.

Un estudio reciente publicado en ScienceDirect sobre ansiedad parental concluye que los miedos de los padres durante la crianza incrementan el riesgo de problemas emocionales en los hijos. En este sentido, se recomienda la intervención de ambos progenitores y la inclusión de toda la familia en el proceso para prevenir la transmisión intergeneracional de problemas de salud mental.

Melús enfatiza que los padres que no se sienten capacitados para manejar sus miedos deben buscar apoyo y herramientas que les permitan una crianza más saludable. Cuando los padres sanan, también lo hace su entorno. Un padre consciente no solo educa a su hijo, sino que lo guía a descubrir su verdadera esencia y vivir de manera auténtica, sin las cargas del pasado. La mejor herencia que los padres pueden dejar a sus hijos es una mente libre y un corazón en paz.

El pediatra Carlos González, en su podcast Criando sin miedo, afirma que una crianza basada en el respeto, sin castigos ni órdenes, es la más efectiva. El amor y el respeto son los pilares que permiten que los hijos comprendan y sigan las pautas de los padres, aunque no siempre estén de acuerdo. Álava también destaca la importancia de validar las emociones de los hijos y enseñarles estrategias de regulación emocional. A medida que los niños crecen, especialmente durante la adolescencia, pueden reconocer los miedos de los padres y, aunque se revelen, las consecuencias ya se habrán manifestado. La clave está en permitir que los niños asuman la responsabilidad de sus decisiones, incluso aquellas con las que los padres no estén de acuerdo.

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