El giro proteccionista de Trump y sus efectos sobre las MIPyMES

Por: Renato Consuegra

La declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 2 de abril —con la imposición de aranceles generalizados a productos provenientes de 185 países— ha generado ondas sísmicas en los mercados internacionales. A pocas horas del anuncio, el petróleo cayó, las bolsas se estremecieron y los gobiernos de Europa, Asia y América Latina convocaron reuniones de emergencia.

La pregunta inmediata es si estamos frente al fin de la globalización. Sin embargo, más que un cierre definitivo de esa era, estamos ante una transformación radical que podría redefinir las reglas del comercio internacional. En el centro de esta incertidumbre, se encuentran las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), especialmente en países como México, que dependen en gran medida del comercio exterior para sobrevivir y crecer.

Aunque suelen ser vistas como actores locales, las MIPyMES están cada vez más integradas a las cadenas de valor internacionales. Muchas de ellas exportan productos o servicios, proveen insumos a empresas multinacionales o dependen de insumos importados para sus procesos productivos. Los aranceles anunciados por Trump no sólo encarecen estos insumos, sino que también podrían reducir la demanda de sus productos en el extranjero, afectando su rentabilidad.

Para las pequeñas empresas mexicanas que exportan a Estados Unidos —principal socio comercial del país— esta medida representa una amenaza directa. Aumentar los costos de entrada al mercado estadounidense podría dejarlas fuera de competencia frente a jugadores locales o de países que logren acuerdos bilaterales más favorables con Washington.

Lo que estamos presenciando no es una desconexión total del mundo, sino una reconfiguración del comercio. Trump apuesta por una globalización controlada, centrada en acuerdos bilaterales donde Estados Unidos tenga mayor ventaja. Este enfoque podría forzar a las MIPyMES mexicanas a redirigir sus esfuerzos hacia mercados alternativos o adaptarse rápidamente a nuevas reglas del juego.

La buena noticia es que en este nuevo contexto, la cercanía geográfica y los acuerdos como el T-MEC pueden ser un salvavidas. Estados Unidos seguirá necesitando proveedores confiables y cercanos para sostener su aparato industrial. Aquí, México y sus MIPyMES tienen una oportunidad única de fortalecerse como aliados estratégicos, siempre y cuando cuenten con respaldo financiero, tecnológico y logístico.

Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades, las MIPyMES mexicanas necesitan superar desafíos internos que las han limitado históricamente: baja productividad, escaso acceso al crédito, informalidad, falta de digitalización y limitada capacitación. Ante un entorno global más adverso, la resiliencia interna se vuelve más urgente que nunca.

La respuesta no puede venir solo del sector privado. Se requiere de políticas públicas agresivas que impulsen la competitividad de las MIPyMES, reduzcan la carga burocrática, y fortalezcan su incorporación a cadenas regionales de valor. Apostar por el nearshoring, pero sin preparar a las MIPyMES, sería como invitar a correr un maratón a quien apenas empieza a caminar.

Si los países afectados responden con medidas similares —como ya se empieza a rumorar en Bruselas y Beijing— podríamos enfrentar una guerra comercial global. En ese escenario, las MIPyMES serían las más vulnerables: tienen menos márgenes de maniobra, menores reservas y menos capacidad para absorber los costos del conflicto.

Además, un entorno internacional volátil afecta la confianza, disminuye la inversión extranjera y eleva la incertidumbre. Eso puede traducirse en menos oportunidades de negocios, mayor inflación por insumos encarecidos y una competencia más agresiva por mercados locales saturados.

La globalización no ha muerto, pero sí está mutando. El anuncio de Trump es un llamado de atención para todos los actores económicos, en especial para las MIPyMES, que deben prepararse para un entorno más competitivo, impredecible y regionalizado.

En este contexto, la clave será adaptarse con velocidad, aprovechar las oportunidades del nearshoring, buscar diversificación de mercados y apostar por la innovación. Las MIPyMES que entiendan esta nueva lógica y se fortalezcan desde adentro, podrán no sólo sobrevivir, sino liderar en un nuevo orden económico global.

Noticias recientes

Related articles

¿Tienes un evento social en puerta?

spot_imgspot_img