En el árido Valle de la Muerte, en California, ocurre un fenómeno natural que ha desconcertado a científicos y visitantes por décadas: las piedras errantes. Estas rocas, algunas de gran tamaño, parecen deslizarse solas sobre la superficie seca del lecho de un lago conocido como Racetrack Playa, dejando largos y sinuosos surcos en el suelo.
Durante años, el origen de este movimiento fue un misterio. Muchos especularon que las piedras eran empujadas por fuerzas invisibles o que se trataba de una intervención humana oculta. Sin embargo, un equipo de investigadores finalmente reveló la verdadera causa detrás de este fenómeno: el viento combinado con condiciones climáticas muy específicas.
Cuando el lecho del lago se llena de agua, este se congela durante las noches frías, formando una capa delgada de hielo. Cuando las temperaturas aumentan durante el día, el hielo comienza a romperse en placas que se mueven suavemente con el viento, desplazando las piedras sobre el suelo blando. Este movimiento es tan sutil que, a simple vista, las piedras parecen moverse por sí solas, pero en realidad es el hielo y el viento trabajando juntos.
Este descubrimiento, realizado en 2014 gracias a cámaras instaladas por los científicos, resolvió un enigma que había fascinado a los expertos durante más de un siglo. Aunque la explicación científica es clara, el fenómeno sigue siendo un recordatorio fascinante de los misterios naturales que aún quedan por descubrir en nuestro planeta.
El fenómeno de las piedras errantes continúa siendo un atractivo turístico en el Valle de la Muerte, donde las condiciones extremas del desierto crean un ambiente perfecto para el estudio de estos eventos poco comunes, que siguen atrayendo a curiosos y científicos por igual.
