Por Kathya Contreras
Cuando pensamos en las grandes figuras históricas femeninas, como Aliénor d’Aquitaine, Olympe de Gouges, Marie Curie o Simone Veil, todas comparten algo en común: el cabello largo. A lo largo de la historia, estas mujeres desafiaron los códigos sociales y el patriarcado sin renunciar a su cabello. De hecho, las mujeres brillantes con cabello corto son una rareza histórica, especialmente antes del siglo XXI.
Sin embargo, existen excepciones notables. Un ejemplo es Juana de Arco, quien en el siglo XV adoptó códigos masculinos, incluido el cabello corto, para luchar en la guerra. Su famoso corte en tazón fue una transgresión para la Iglesia, que lo utilizó como prueba en su condena, considerándolo un ataque a la “honestidad del sexo femenino”. Este episodio refleja cómo el cabello ha sido un símbolo de feminidad, vinculado a la moral y el poder de seducción de las mujeres.
A lo largo de la historia, el cabello ha sido una metonimia de la feminidad. Recordemos a las mujeres rapadas en 1944 como castigo por colaborar con los nazis durante la Ocupación. Este acto de despojo no solo las privaba de su feminidad, sino que también servía como un medio de expiación. Hoy en día, este estándar de belleza persiste, como lo demuestra la controversia en torno a Ève Gilles, Miss Francia 2024, cuyo peinado corto fue objeto de duras críticas.
CABELLO CORTO: ¿CIENTÍFICAMENTE MENOS ATRACTIVO?
La percepción del cabello largo como símbolo de atractivo y feminidad tiene respaldo científico. Estudios recientes, como el realizado en febrero de 2024 por investigadores de la Universidad Yonsei de Seúl, muestran que las mujeres con cabello largo son percibidas como más atractivas por sus parejas y, por ende, tienen relaciones sexuales con mayor frecuencia. Otro estudio de 2001 en la Journal of Experimental Social Psychology destaca que el cabello largo es atractivo porque se asocia con la capacidad reproductiva.
Estos estudios, aunque influyentes, se basan en percepciones subjetivas, perpetuando la idea de que el cabello largo es un símbolo de feminidad. Esto refleja un fenotipo de género ancestral, donde las mujeres son reducidas a su capacidad de procrear.
LA DECONSTRUCCIÓN DEL CABELLO CORTO: ¿UNA CUESTIÓN DE ESTÉTICA O FEMINISMO?
Mona Chollet, en su ensayo Beauté Fatale (2012), critica estos estándares de belleza que perpetúan la idea de que el cabello largo es sinónimo de feminidad. La periodista destaca que la feminidad es plural y no debería ser limitada a normas impuestas por la sociedad. El cabello corto, por tanto, puede ser igualmente femenino si se desafían estos estereotipos.
La respuesta a si el cabello corto te hace menos deseable depende de la percepción de quien esté frente a ti. Para aquellos que han deconstruido la definición de lo femenino, la longitud del cabello es irrelevante. Por otro lado, quienes están inmersos en estereotipos, probablemente no vean más allá de la apariencia externa.
Elizabeth Benedict, en su ensayo Yo, mi pelo y yo (2015), afirma que el cabello simboliza múltiples aspectos de nuestra identidad. Así, preguntarse si el cabello corto te hace menos atractiva revela la complejidad de estos pequeños folículos pilosos, que representan una diversidad de feminidades. Al final, la longitud del cabello es solo una pequeña parte de lo que realmente importa.
CONCLUSIÓN: LA PERCEPCIÓN DEL CABELLO EN LA FEMINIDAD MODERNA
En conclusión, el cabello corto no determina la feminidad ni el atractivo de una mujer. Aunque la historia y la ciencia han vinculado el cabello largo con estos atributos, la verdadera cuestión radica en la percepción individual y en la deconstrucción de estereotipos. La belleza y la feminidad son conceptos plurales, y la sociedad debe avanzar hacia una comprensión más inclusiva y diversa de estos términos.
