El 6 de febrero de 1952, Isabel II ascendió al trono del Reino Unido tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI. Su coronación oficial se llevó a cabo más de un año después, el 2 de junio de 1953, en la Abadía de Westminster, cuando tenía 25 años.
La salud de Jorge VI se deterioró gravemente en el verano de 1951, según la Enciclopedia Britannica, lo que llevó a Isabel a representarlo en diversos actos oficiales, incluido el desfile Trooping the Colour. Para entonces, ya estaba casada con el príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
En enero de 1952, Isabel y su esposo emprendieron un viaje oficial con destino a Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, durante una escala en Kenia, recibieron la noticia del fallecimiento del rey Jorge VI, quien murió a causa de un cáncer de pulmón. Aquel 6 de febrero de 1952, Isabel se convirtió automáticamente en reina.
Tras la muerte de su padre, pasó sus primeros meses de reinado en relativo aislamiento. Posteriormente, ya instalada en el Palacio de Buckingham, asumió por completo sus responsabilidades como monarca. En ese período, anunció que ella y sus herederos conservarían el apellido Windsor, adoptado por la familia real durante la Primera Guerra Mundial.
Isabel II fue la sexta mujer en la historia en ocupar el trono británico y la monarca con el reinado más largo, gobernando durante 70 años. Su legado llegó a su fin el 8 de septiembre de 2022, marcando el cierre de una de las eras más significativas de la monarquía británica.