El mole es, sin lugar a dudas, uno de los platillos más emblemáticos y complejos de la gastronomía mexicana. Con su combinación única de chiles, especias y, en muchos casos, chocolate, el mole ha sido un símbolo de la riqueza cultural y culinaria del país. Pero más allá de su sabor profundo y su historia milenaria, el mole es un verdadero arte que ha trascendido generaciones, llevándose en cada bocado la tradición de México. En este artículo, exploraremos la historia del mole, las distintas variedades que existen y, lo más importante, cómo prepararlo en casa para disfrutar de su magia culinaria.
¿Qué es el mole?
El mole es una salsa espesa y sabrosa que se utiliza comúnmente en la cocina mexicana para acompañar carnes, como el pollo, el pavo o el cerdo. Su base está formada por una combinación de chiles secos, especias, semillas y, en algunas versiones, chocolate, lo que le otorga su sabor tan característico y delicioso. El mole no es solo una salsa, es una mezcla compleja de sabores dulces, salados, picantes y ahumados, que lo convierte en una experiencia gastronómica única.

Historia del mole: Un legado ancestral
La historia del mole se remonta a tiempos prehispánicos, cuando las civilizaciones mesoamericanas ya utilizaban chiles, semillas, hierbas y cacao en su dieta diaria. Se cree que los aztecas y mayas eran los primeros en preparar salsas complejas con estos ingredientes, aunque el mole tal como lo conocemos hoy en día se consolidó en la época colonial.
Una de las leyendas más conocidas sobre el origen del mole cuenta que, en el siglo XVI, una monja del convento de Santa Rosa, en Puebla, inventó el mole poblano. Se dice que, al recibir la visita de un obispo, la monja preparó un platillo con ingredientes locales, mezclando chiles, chocolate y especias. El resultado fue una salsa tan deliciosa que se convirtió en uno de los platillos más representativos de México.
Variedades de mole: Un mundo de sabores
En México, existen diversas variantes de mole, cada una con su propia identidad y sabor. A continuación, exploramos algunos de los más populares:
- Mole Poblano
El mole poblano es probablemente el más famoso y el que viene a la mente cuando se habla de este platillo. Originario de Puebla, es una mezcla de chiles secos, especias, semillas, ajo, cebolla y chocolate, lo que le da su sabor único y ligeramente dulce. Tradicionalmente se sirve con pavo o pollo. - Mole Negro
Este mole, originario de Oaxaca, es uno de los más complejos en términos de sabor y preparación. Se caracteriza por su color oscuro, que proviene de la mezcla de chiles secos y su cocción lenta. El mole negro tiene un sabor profundo, ligeramente amargo y muy especiado. Se utiliza principalmente con carnes rojas o aves. - Mole Rojo
Con un sabor más equilibrado entre el picante y el dulce, el mole rojo es otra variante popular. Se prepara con chiles secos como el guajillo y el ancho, y se puede acompañar con diferentes tipos de carne, especialmente pollo o cerdo. - Mole Verde
A diferencia de los moles oscuros, el mole verde se prepara con ingredientes frescos como el cilantro, el tomatillo, el pepitas y varios chiles verdes. Tiene un sabor más fresco y menos pesado, ideal para platillos ligeros. - Mole Amarillo
Este mole es ligeramente más suave que el rojo y tiene un color dorado que proviene de las especias y los ingredientes como el maíz y la cúrcuma. Se utiliza en diferentes regiones del sur de México, especialmente en la región de Oaxaca.

¿Cómo preparar mole en casa?
Si deseas probar el mole en su máxima expresión, hacerlo en casa es una experiencia increíble que te permite disfrutar de su sabor auténtico. A continuación, te damos una receta sencilla para preparar Mole Poblano en casa:
Ingredientes:
- 4 chiles mulatos
- 2 chiles pasilla
- 2 chiles guajillos
- 1/4 de taza de almendras
- 1/4 de taza de pepitas (semillas de calabaza)
- 1/4 de taza de sésamo
- 1 trozo pequeño de chocolate amargo (aproximadamente 30g)
- 1/2 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 tomate
- 1/4 de taza de caldo de pollo
- 2 cucharadas de aceite
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1 cucharadita de comino
- Sal al gusto
Instrucciones:
- Asa los chiles secos en un sartén sin aceite, removiéndolos para evitar que se quemen. Una vez tostados, quita las semillas y las venas, y ponlos en un recipiente con agua caliente para que se hidraten.
- En el mismo sartén, tuesta las almendras, pepitas, y sésamo hasta que estén dorados, luego resérvalos.
- Asa la cebolla, el ajo y el tomate en el sartén hasta que se suavicen. Luego, licúa todos los ingredientes (los chiles, almendras, pepitas, sésamo, cebolla, ajo, tomate) junto con el caldo de pollo.
- En una olla grande, calienta el aceite y vierte la mezcla licuada. Cocina a fuego medio por unos 20 minutos, revolviendo constantemente.
- Agrega el chocolate, la canela, el comino y la sal, y cocina durante otros 10 minutos, ajustando el sabor según lo necesites.
- Sirve con pollo o pavo y disfruta del mole casero.
El mole es mucho más que un platillo; es una tradición viva que forma parte del alma de México. Con su mezcla de ingredientes autóctonos e influencias de la época colonial, el mole sigue siendo uno de los platos más representativos de la gastronomía mexicana. Desde el mole poblano hasta el negro, cada variante tiene su propia historia y sabor único, convirtiéndolo en una verdadera obra maestra de la cocina. Ya sea que lo disfrutes en su versión tradicional o te animes a prepararlo en casa, el mole siempre será un símbolo de la riqueza cultural de México.
