Si eres una persona con sobrepeso, obesidad o hipertensión arterial, o no tienes tiempo o no quieres hacer algún “ejercicio”; el hecho de disminuir la inactividad es la mejor forma de activar tu vida. Con pequeños cambios en tu actuar cotidiano, activándote poco a poco y sin lastimarte, puedes lograr mejorar de manera significativa tu salud física, emocional y social.
Consejos para disminuir la inactividad.
- Lava tu carro.
- Disminuye tu tiempo en las redes sociales.
- Arregla el jardín.
- No pidas tu comida a domicilio… ve por ella.
- Ve al mercado y a la iglesia caminando.
- Cuando puedas, Utiliza las escaleras, no los elevadores o las escaleras eléctricas.
- Baja del transporte público algunas cuadras antes de lo habitual.
- No pidas a los demás que te traigan lo que necesitas, ve tu por ellas.
- Estaciona tu automóvil a 2 o 3 calles de donde tengas que ir.
- Camina 10 minutos después de comer.
- Saca a pasear a tu perro.
- Puedes agregar las actividades que tu imaginación te permita.
Ahora les contaré la historia de un paciente que hace referencia a este tema.
EL JUEZ QUE EMPEZÓ A SER JUSTO CON EL MISMO.
Cuando conocí a Don Rodolfo ya era juez del Registro Civil. Tenía 54 años, la presión arterial y sus niveles de glucosa muy elevados, pesaba 123 kilogramos y sufría frecuentes y dolorosas crisis de gota (elevación del ácido úrico), que en ocasiones le impedían caminar.
De muy lento, pesado y doloroso caminar. Vestido siempre con pulcritud, se podría decir que hasta con elegancia, corbatas de colores brillantes, camisas hechas a la medida, zapatos de charol, con sus inseparables lentes para sol, siempre en la bolsa de su camisa junto a una fina y grande pluma de oro, además de las dos barras de chocolate que todos los días le regalaba su atractiva secretaria. Un pañuelo con su nombre finamente bordado asoma de la bolsa de su saco, con el cual seca con frecuencia el sudor que al menor esfuerzo brota de su frente.
Como cada día le costaba más trabajo caminar, sencillamente se fue moviendo menos. Tanto trabajo le costaba moverse que los matrimonios los realizaba en su despacho, para no tener que caminar al salón de actos y, todo lo que necesitaba se lo pedía a su secretaria. Llegó el momento de no poder ir caminando al baño para orinar, lo hacía en un frasco que tenía siempre en el cajón grande de su escritorio, encima del cual había permanentemente una gran caja de galletas con chispas de chocolate. Sólo caminaba la corta distancia de donde dejaba su automóvil a su oficina y lo mismo cuando se retiraba del trabajo.
Acordamos algunos cambios de conductas que lo ayudaron a romper su adicción a los chocolates y a las galletas con chispas de chocolate, lo cual requirió mucho esfuerzo, pero el éxito se fue vislumbrando poco a poco. Como Don Rodolfo no podía hacer ningún ejercicio debido a su obesidad y a los dolores. El juez y yo decidimos no incrementar su actividad física, sino sencillamente “disminuir su inactividad; utilizando el teléfono exclusivamente para contestar las llamadas del exterior y, a partir de ese momento, siempre que necesita algún papel o un escrito en lugar de pedírselo a su secretaria, él va por lo que necesita, para hablar con alguien se desplaza a la oficina de esa persona, además de visitar frecuentemente el baño y por supuesto, ningún matrimonio se realiza en su oficina. El frasco donde orinaba es ahora un bonito florero que adorna su escritorio, donde ahora siempre hay un plato que contiene rebanadas finamente cortadas de apio, pepino y zanahoria en lugar de la gran caja de galletas con chispas de chocolate.
En la actualidad pesa 99 kilogramos, su presión arterial y sus niveles de glucosa están controladas y casi no recuerda como son las crisis de gota. Es ahora el juez más activo del juzgado, pues camina diariamente 30 minutos antes de llegar al trabajo. Y dejó de traer en la bolsa de su camisa esos chocolates, al tiempo que descubrió lo exquisito que saben los vegetales, el café y el agua natural.
Desde su primera consulta, al salir se despide diciendo: con consciencia y constancia se logran los objetivos.
No puedes cambiar de dónde vienes, pero si hacia donde te diriges… atrévete a influir de manera positiva en tu destino.
Dr. Marco Villalvazo
Médico General Certificado
Educador en Diabetes Certificado
Diplomado en Nutrición y Obesidad
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