Científicos descubren el mecanismo del osteosarcoma, un tumor óseo con cromosomas
En agosto de 2019, Luis Enrique, exentrenador de la selección española de fútbol, compartió la triste noticia del fallecimiento de su hija Xana, quien a la edad de 9 años, perdió su lucha contra un osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo agresivo y poco frecuente, que afecta a solo cinco personas por cada millón al año. Ahora, un equipo de científicos liderado por los españoles Isidro Cortés Ciriano y Jose Espejo Valle-Inclán ha logrado desentrañar el mecanismo subyacente de esta enfermedad, que afecta principalmente a niños y adolescentes.
Este tipo de cáncer es conocido por su origen genético, resultante de mutaciones en el ADN que conducen a un crecimiento celular descontrolado. En 2011, un equipo británico descubrió un fenómeno denominado cromotripsis, en el que un cromosoma se fragmenta en numerosos pedazos que se reorganizan de manera caótica, creando estructuras genéticas erróneas. Este fenómeno se observa en alrededor del 3% de todos los tumores, pero alcanza un 25% en los cánceres óseos como el osteosarcoma.
El equipo de Cortés Ciriano ha identificado que, en muchos casos de osteosarcoma, la mutación en el gen TP53, conocido como el “guardián del genoma”, juega un papel crucial.
Este gen es responsable de reparar el ADN dañado y evitar la aparición de tumores. Cuando una de las copias del TP53 está mutada y la otra también sufre un daño, se genera un cromosoma defectuoso que desencadena un proceso de reordenamiento genético complejo. Esta aberración genética culmina en cromosomas “Frankenstein”, formados por fragmentos de hasta 15 cromosomas diferentes. Este fenómeno, denominado cromotripsis por pérdida-translocación-amplificación, es clave para comprender la gravedad de los osteosarcomas de alto grado.
Gracias al análisis de datos del Proyecto 100.000 Genomas, que ha secuenciado el ADN completo de miles de pacientes, los investigadores han logrado reconstruir el árbol genealógico de las células cancerígenas, permitiendo entender mejor la evolución del tumor y la adquisición progresiva de mutaciones. Este hallazgo también pone de manifiesto la dificultad que tienen los tratamientos actuales para combatir este tipo de cáncer, debido a la constante acumulación de anomalías genéticas.
Conocer este mecanismo abre la puerta a nuevas estrategias terapéuticas y podría mejorar el pronóstico de los pacientes con osteosarcoma, que en la actualidad deben someterse a tratamientos agresivos como la quimioterapia o incluso amputaciones. Los avances en este campo podrían llevar al desarrollo de nuevos fármacos y mejorar las opciones de tratamiento, ofreciendo una esperanza renovada para aquellos afectados por esta enfermedad devastadora.