Por Diana Silva
La creciente prevalencia de la ansiedad en niños y adolescentes ha despertado la atención de expertos en crianza, como Jennifer Breheny Wallace, periodista e investigadora graduada en la Universidad de Harvard. Wallace sugiere que la raíz de este problema podría estar vinculada a la comunicación entre padres e hijos, específicamente, a la omnipresente “cultura del logro”.
La cultura del logro, originaria de Estados Unidos y ahora extendida globalmente, impulsa el éxito a través de metas constantes, esfuerzo y altas expectativas. En este contexto, el rendimiento académico se considera el único indicador de éxito, generando presiones significativas sobre los niños desde una edad temprana. Un estudio de la American Psychological Association reveló que la prevalencia de la ansiedad en niños aumentó del 11.6% en 2012 al 20.5% en 2021.
La cultura del logro, al centrarse exclusivamente en el rendimiento académico, afecta negativamente la salud mental de los niños. La percepción de que el amor parental está vinculado a las calificaciones escolares contribuye a un aumento de la ansiedad. Esta tendencia también se observa en el ámbito profesional, donde la cultura del logro ha sido identificada como una causa del síndrome de burnout.
Ante este panorama, Breheny Wallace propone un enfoque sencillo pero efectivo: cambiar la comunicación familiar. En lugar de preguntar directamente sobre el desempeño escolar, sugiere abordar temas que no estén relacionados con los logros académicos. Al adoptar este enfoque, se puede contrarrestar la presión académica y fomentar un ambiente propicio para el éxito de los hijos.
Ronald Ferguson, en línea con esta perspectiva, destaca la importancia de la comunicación entre padres e hijos. Al preguntar sobre experiencias diarias no relacionadas con la escuela, los padres pueden mostrar un interés genuino en la vida de sus hijos, demostrando que su valía no se limita a los logros académicos. Este cambio en la dinámica familiar contribuye a un ambiente menos estresante y más propicio para el desarrollo integral de los niños.
La comunicación familiar desempeña un papel crucial en la salud mental de los niños y adolescentes. Al adoptar un enfoque que va más allá de la cultura del logro, los padres pueden reducir la ansiedad y cultivar el éxito de sus hijos, demostrando que su aprecio va más allá de las calificaciones escolares.