En 2002, Disney estrenó El planeta del tesoro, una ambiciosa adaptación de la clásica novela La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, trasladando la aventura al espacio exterior. Dirigida por Ron Clements y John Musker, responsables de éxitos como La Sirenita y Aladdín, la película combinó animación tradicional en 2D con entornos generados por computadora en 3D, resultando en una producción visualmente innovadora.
A pesar de su impresionante apartado técnico y las positivas críticas que destacaban su ritmo y belleza visual, El planeta del tesoro no logró el éxito esperado en taquilla. Con un presupuesto de 140 millones de dólares, solo recaudó 110 millones a nivel mundial, enfrentándose a una fuerte competencia como Harry Potter y la cámara secreta. Este desempeño financiero llevó a la cancelación de planes para secuelas y series derivadas.
Con el paso del tiempo, la película ha sido revalorizada por fanáticos y críticos, consolidándose como una obra de culto dentro del catálogo de Disney. Su innovadora mezcla de técnicas de animación y su enfoque fresco de una historia clásica la han convertido en una joya redescubierta por nuevas generaciones.