Se considera que un gatito es anciano a partir de los 7 años de edad, pero en realidad, están a la mitad de su vida o menos, ya que los gatos viven más que los perros, esto es, alrededor de 18 años, conozco muchos de 22 y el récord lo tiene un gato de 31 años de edad.
Cuando un gato es joven divide su tiempo de la siguiente manera:
– 40% durmiendo.
– 22% descansando
– 15% acicalándose
– 14% cazando
– 3% merodeando
– 2% alimentándose
Pero cuando se hacen viejos, duermen un poco más y comen un poco menos, sin embargo, no deben pasar todo el tiempo echados, pues esto puede ser un síntoma de depresión o peor aún, de dolor crónico e insoportable. Paciencia, por favor
El envejecimiento se produce debido a un proceso degenerativo en las células y tejidos, lo que provoca que los órganos fallen poco a poco hasta la inevitable muerte del pequeño. Así es el ciclo de la vida y es, como ya dije, inevitable, sin embargo, lo qué sí podemos evitar es que nuestro pequeño amigo se la pase mal o sufra innecesariamente. Lo primero que tenemos que hacer es diferenciar un envejecimiento normal de uno patológico, el problema es que en el caso de los gatos se sabe poco de lo que se considera normal, por lo que merecen más vigilancia médica.
NORMAL
Se va perdiendo gradualmente la habilidad para saltar
Disminuye su apetito poco a poco
Se va mostrando menos activo
PATOLÓGICO
Si la pérdida de la habilidad para saltar es muy acelerada, puede ser
Osteoartritis
Deja de comer de un día para otro
Pierde el interés de las cosas que le gustan repentinamente
Cómo podemos observar, se considera normal cuando los cambios suceden lentamente y podemos sospechar que “algo anda mal” si por el contrario los cambios son muy rápidos.
A continuación describiré algunos de los cambios médicos que se pueden observar, tal vez esto sea un poco aburrido pero creo que entenderás mejor a tu gatito: su cuerpo absorbe menos los nutrientes, su metabolismo se vuelve más lento, hay menor oxigenación a nivel celular y por lo tanto cerebral, se presenta enfermedad cardiaca en el 33% de las mascotas mayores de 13 años, es más propenso a enfermarse pues su sistema inmune ya no lo defiende como antes, su vejiga urinaria se enferma mucho, se deteriora su función neuromuscular y tienden a presentar enfermedad articular degenerativa; también disminuye el número de sus neuronas, el tamaño y peso de su cerebro, disminuye su agudeza visual, puede perder el oído y olfato, etc.
El proceso no tiene que ser malo
Como te puedes dar cuenta, el gatito en estos momentos ya no ve, ya no oye, ya no huele o huele muy poco, puede orinar donde no lo hacía, ya sea por incontinencia o porque no se acuerda donde es el lugar apropiado, le cuesta trabajo moverse, etc. Es en este momento de su vida que requiere más cuidados que nunca.
Los gatos son propensos también a desarrollar una enfermedad que se conoce como Síndrome de Disfunción Cognitiva (SDC), esta enfermedad se presenta también en los perros y se ha demostrado que es muy semejante al Alzheimer de los humanos, ya que se deposita el mismo β-amiloide en el cerebro, lo que le impide funcionar normalmente y hace que se pierda la memoria. Los signos principales que puedes observar en tu gato si tiene este síndrome son: conducta de eliminación inadecuada (orina fuera del arenero), alteraciones en el ciclo sueño-vigilia, inquietud, menor actividad, pérdida de curiosidad, mayor rigidez, intolerancia al ejercicio, reacciones más lentas, disminuye la interacción social hacia los miembros de la familia, está más irritable y/o agresivo, se desorienta, tiene menor habilidad para reconocer gente familiar, menor respuesta a sensaciones internas, problemas para desarrollar conductas previamente aprendidas, fija la mirada en el espacio o paredes y tiene dificultad para encontrar la puerta, es decir, parece que se pierde o queda atrapado en esquinas, también presenta cambios en sus hábitos alimenticios, a veces se le olvida que iba a su plato de comida a alimentarse, tiene más sed, presenta jadeo excesivo entre otros.
La disminución de las habilidades cognitivas con la edad, son suficientes para producir una discapacidad funcional del gato en el hogar, lo que es el punto central del SDC, pero siempre se debe descartar que no tenga otros problemas médicos. El diagnóstico lo debe hacer un Médico Veterinario para identificar los signos conductuales que no pueden ser totalmente atribuidos a condiciones médicas. El promedio de vida después de diagnosticar SCD con un buen tratamiento puede ser de entre 1.5 a 2 años.
Trata de hacer lo más cómoda y accesible la vida y el hogar de tu gato, no muevas las cosas y muebles de lugar constantemente, pon tiras de piso antiderrapante en las escaleras o lugares muy resbalosos, juega con él rutinariamente y visita a un Médico Veterinario para que realice un Programa de Salud para Gatos Geriátricos (PSGG).
El PSGG es un plan integral médico-conductual que debe incluir una toma de historia clínica muy completa, un examen físico general, tomar algunas muestras de sangre para identificar el estado del hígado, de sus riñones, y del funcionamiento corporal en general. En ocasiones, bajo algunos criterios que el médico debe valorar, se recomienda tomar muestras para el funcionamiento tiroideo, existe hasta un 20% de la población senil de gatos con alteraciones en este órgano. También se recomienda tomar una muestra de orina; para esto, si no se sospecha de alguna infección, se puede cambiar la arena a una no aglutinante un día para recoger la orina del arenero y no molestar al gato innecesariamente con una punción. Se complementa todo esto con la información conductual obtenida en la historia clínica y si se puede con la observación de la misma en la consulta. Finalmente, se debe llenar el cuestionario de calidad de vida y analizar todo junto para ir tomando las decisiones más adecuadas para que el pequeño gato tenga la mejor vejez que se pueda y no sufra.