Cuando preparamos alimentos, estamos llevando a cabo una serie de procesos físicos, químicos y biológicos que pueden afectar su calidad y seguridad al recalentarlos. La experta en seguridad alimentaria, Castillo, nos guía a través de estos pasos para asegurar que el recalentado sea seguro y conserve el mejor sabor posible.
- Preparación: El primer contacto con los microorganismos
Desde que comenzamos a cocinar, los alimentos están expuestos a microorganismos presentes en el ambiente, en los utensilios y en nosotros mismos. Según Castillo, “al preparar un platillo y dejar la olla destapada para probar o añadir ingredientes, los alimentos están en contacto con el aire y a temperatura ambiente, lo que favorece el crecimiento de microorganismos y su degradación”.
- Calentamiento y reposo: Un paso clave
Cuando cocinamos a altas temperaturas, los alimentos experimentan cambios importantes. Sin embargo, al finalizar la cocción, es vital dejar que los alimentos reposen destapados para que su temperatura baje. Si se tapan antes de tiempo, los microorganismos que sobreviven al calor podrían prosperar y acelerar la descomposición de los alimentos.
- Congelación: Detener el deterioro
Al congelar los alimentos, se ralentizan los procesos de descomposición y crecimiento microbiano. Castillo explica que este cambio de temperatura pone a los microorganismos y a la estructura orgánica de los alimentos en un estado latente, impidiendo su avance.
- Descongelar correctamente
Uno de los errores más comunes al recalentar es descongelar los alimentos de manera incorrecta. La experta recomienda pasarlos del congelador al refrigerador, evitando así que su temperatura suba demasiado rápido y los alimentos se contaminen.
- Recalentamiento adecuado
Para garantizar que los alimentos sean seguros, Castillo aconseja recalentarlos adecuadamente. “Es importante calentarlos a temperaturas altas. Las sopas y guisos deben llegar a ebullición, y las carnes deben cocerse bien para eliminar la mayor cantidad de microorganismos posible”. Este consejo también es respaldado por la tradición popular de “refreír” los alimentos.
¿Por qué el recalentado a veces sabe mejor?
Castillo explica que la percepción del sabor cambia debido a la formación de cristales de agua en el proceso de congelación, lo que puede alterar la textura de los alimentos. “Los alimentos pierden su textura original y pueden volverse más blandos o pastosos, pero eso no significa que estén en mal estado”. Si los guardamos en envases herméticos, este cambio puede minimizarse.
Guardar y recalentar los alimentos de forma adecuada es esencial para mantener su sabor y evitar riesgos de salud. Aplicando estos consejos, puedes disfrutar de tu recalentado sin preocuparte por su seguridad.