Recientemente, en Tekit, Yucatán, un ataque a una mujer que posteriormente falleció en el hospital provocó que los habitantes tomaran la justicia por mano propia. Ismael “N”, conocido como “El Wero”, un hombre que años atrás había causado la muerte de una persona, fue perseguido por los vecinos. A pesar de que la policía lo abordó para trasladarlo a la comandancia, los residentes impidieron su traslado, lo sometieron y agredieron de manera colectiva. Tras este acto, le rociaron combustible y lo quemaron, acabando con su vida.
Un linchamiento es un acto de violencia colectiva llevado a cabo por un grupo de personas que buscan castigar a alguien que consideran culpable de un delito, sin que intervengan las autoridades. Estos actos suelen ocurrir cuando hay desconfianza en el sistema judicial o en la efectividad de las instituciones encargadas de impartir justicia.
En México, el linchamiento no está específicamente definido en la Constitución, pero el Artículo 17 establece que nadie puede hacer justicia por su propia mano. Aunque el Código Penal de Yucatán no menciona específicamente el linchamiento, los actos relacionados, como el homicidio, las lesiones o el daño a la propiedad, son castigados por la ley. En el caso de un homicidio, la pena puede ser de entre ocho y 50 años de prisión, mientras que las lesiones y daños a la propiedad también pueden implicar sanciones severas.
Este tipo de violencia no solo refleja la frustración de los ciudadanos, sino que también pone en evidencia la falta de confianza en las instituciones encargadas de hacer justicia, lo que agrava aún más la situación.