La Asociación Americana del Corazón menciona que se ha observado que algunas personas que han sufrido un paro cardíaco súbito presentan, por breve tiempo, contracciones musculares visibles en extremidades. En otras personas se percibe una respiración jadeante (agónica), que puede escucharse como ronquidos, y hay quienes presentan ambas cosas.
Las contracciones musculares que puede presentar la víctima hacen pensar a los testigos presenciales en una emergencia por convulsiones, desviando su atención y enfocándose en la atención de una crisis convulsiva. Situaciones como esta hacen perder tiempo valioso para iniciar las maniobras de RCP.
Si usted es testigo de una persona que se desvanece súbitamente y presenta contracciones musculares (sin que se conozca que sufre de convulsiones previas), es recomendable verificar la presencia de pulso carotídeo en un lapso no mayor a 10 segundos. Y si no está presente el pulso o tiene duda de percibirlo, no dude en iniciar “RCP solo con las manos” y solicitar que traigan un DEA.
En caso de que la persona tenga pulso y se den compresiones torácicas, el paciente no sufrirá daño alguno; en cambio, si el paciente no tiene pulso y se retrasan las compresiones o éstas no se brindan de inmediato, se le está condenando a la muerte o, en el mejor de los casos, a sufrir daño cerebral.
La respiración agónica (jadeos, ronquidos) en personas que se desmayan súbitamente, sin una causa aparente, podría hacer pensar a los testigos presenciales que la víctima se está ahogando. Por ello, es común ver que los colocan lateralmente y les abren la boca, situación que también retrasa la aplicación oportuna de maniobras de RCP.
Por ello, la recomendación —al igual que en las convulsiones— es verificar lo antes posible la presencia de pulso carotídeo por no más de 10 segundos. Y si la persona, a pesar de la presencia de respiración agónica, no tiene pulso perceptible, NO LO DUDE: inicie las compresiones torácicas (RCP solo con las manos) y solicite un DEA.
Es recomendable que todas las personas conozcan estas dos señales que se presentan de forma aislada o simultánea cuando un niño, joven o adulto se desvanece sin causa aparente. Es probable que se trate de una parada cardíaca; como fue el lamentable caso, hace una semana en la Ciudad de México, donde en un encuentro de futbol femenil, una jugadora de 16 años —sin antecedentes cardíacos o padecimiento alguno en ese momento— se desmayó en pleno partido y presentó contracciones musculares.
Una persona que estaba grabando el partido empezó a gritar al árbitro y a los entrenadores que la joven se desmayó. Se observa que presenta contracciones musculares, lo que hace parecer una convulsión.
Las personas que acuden a ayudar a la joven se centran en la “convulsión”; ninguna considera que se trate de un paro cardíaco súbito para iniciar compresiones torácicas, no verifican si tiene pulso y mucho menos solicitan o cuentan con un DEA.
Cuando llega la ambulancia, el personal solo constata que la joven ya ¡había fallecido!
La mayor vulnerabilidad que todos tenemos ante un paro cardíaco súbito es la poca posibilidad de que se nos brinden maniobras de RCP y tener acceso oportuno a un DEA. Por ello, es importante seguir fomentando las áreas cardioseguras en campos deportivos, gimnasios, escuelas, parques y otros espacios donde nuestros hijos acuden a hacer ejercicio o a convivir con sus amigos. Estos espacios deben contar con personal capacitado en RCP y tener acceso a un DEA.
El lamentable suceso de esta joven, en un campo de futbol de la Universidad La Salle, debe alertarnos de que nadie está exento de sufrir un paro cardíaco súbito. Hagamos posible contar con áreas cardioseguras que ayuden a salvar vidas.
La Alianza Contra la Muerte Súbita Cardíaca en México, una iniciativa de la Sociedad Interamericana de Cardiología (SIAC).
Juntos salvamos vidas.