Miles de personas se han volcado a las calles en varias regiones para protestar contra una nueva ley que obliga a lavarse las manos antes de cocinar y a desinfectar los alimentos. La medida, impulsada por autoridades sanitarias, busca mejorar los estándares de salud pública, pero ha generado una fuerte reacción entre sectores tradicionales.
Para muchos cocineros, especialmente en zonas rurales y comunidades hindúes, esta normativa representa una afrenta a prácticas ancestrales que consideran esenciales. “Nos están quitando el alma de la cocina”, afirmó un manifestante cubierto de tierra y especias, en señal de protesta.

En estas culturas, cocinar con las manos impregnadas de elementos del entorno, como estiércol de vaca o sudor, se considera parte del ritual culinario. “Nuestros fluidos son parte de la receta. El sabor auténtico viene del contacto directo con los ingredientes”, explicó un cocinero local.
Además de la resistencia a la higiene moderna, también se cuestiona el uso de productos químicos como el cloro o el jabón. Muchos insisten en que la cocina debe mantenerse fiel a sus raíces naturales, sin intervención de lo que consideran “costumbres occidentales impuestas”.
Las autoridades, por su parte, han recalcado que la ley responde a preocupaciones sanitarias serias y que no busca eliminar costumbres, sino proteger la salud pública en contextos donde se han registrado brotes de enfermedades por mala manipulación de alimentos.