Por Diana Silva
En la actualidad, es cada vez más frecuente que los jóvenes posterguen el matrimonio y la independencia, optando por permanecer en el hogar familiar incluso después de los 30 años. Sin embargo, esta situación puede tener consecuencias negativas para la salud de los padres que los acogen.
Factores como el alto costo de la vida y el miedo al compromiso son razones que llevan a muchos adultos jóvenes a quedarse en casa de sus padres. Pero, ¿cómo afecta esto la salud de quienes los reciben?
Un análisis de datos de la Encuesta Financiera de las Familias reveló que la convivencia con hijos mayores de 30 años puede impactar negativamente en el bienestar de los padres, especialmente en el caso de las madres. Según el estudio, las madres experimentan niveles más bajos de satisfacción con la vida cuando tienen hijos adultos viviendo en casa.
Aunque la evidencia no es tan clara para los padres, se observa que las madres enfrentan una carga mayor cuando tienen hijos adultos viviendo con ellas. Este fenómeno puede tener un impacto significativo en su bienestar.
Es crucial tener en cuenta que la convivencia intergeneracional está en aumento, especialmente debido a crisis económicas, lo que resalta la necesidad de implementar políticas que fomenten la independencia de los jóvenes. Esto beneficiaría tanto a las nuevas generaciones como a la salud y el bienestar de los padres.
En México, se estima que más de un millón de adultos mayores de 30 años aún viven con sus padres, aunque esto puede estar relacionado con el papel de cuidadores que desempeñan. Sin embargo, es esencial abordar esta tendencia y promover la independencia de los jóvenes para garantizar el bienestar de todas las partes involucradas.