En el corazón del Sahara egipcio existe un lugar que parece salido de otro planeta. A unas 5 horas al suroeste de El Cairo, se encuentra el Desierto Blanco (White Desert), una joya geológica que sorprende a los viajeros por su belleza surrealista, sus formaciones de tiza blanca y su atmósfera casi mística.
Este rincón del mundo, poco conocido fuera de los círculos de viajeros aventureros, está ganando popularidad entre quienes buscan experiencias únicas, contacto con la naturaleza virgen y paisajes que parecen sacados de una película de ciencia ficción.
¿Por qué se llama Desierto Blanco?
A diferencia del clásico desierto de dunas doradas, el Desierto Blanco de Egipto está cubierto por una capa de rocas calcáreas blancas, moldeadas durante milenios por el viento del Sahara. Las formaciones adoptan formas caprichosas que recuerdan hongos gigantes, esfinges, animales e incluso esculturas abstractas. Al amanecer y al atardecer, los colores del cielo hacen que el suelo blanco brille con tonos rosados y dorados, creando una experiencia visual única.
¿Dónde está y cómo llegar?
Este paisaje onírico se encuentra en la gobernación de Nueva Valle, dentro del Parque Nacional del Desierto Blanco, cerca del oasis de Farafra. La mejor forma de llegar es con un tour desde El Cairo o desde los oasis de Bahariya o Dakhla. Muchas excursiones incluyen transporte 4×4, guías locales beduinos y acampada bajo las estrellas.
Si estás planeando un viaje alternativo a Egipto, el Desierto Blanco es una parada imperdible para los amantes del turismo de aventura y los paisajes únicos.

Dormir bajo las estrellas: Una experiencia mágica
Una de las experiencias más recomendadas en el Desierto Blanco es pasar la noche allí. Acampar bajo uno de los cielos más estrellados del mundo, sin contaminación lumínica, en medio de ese paisaje blanco silencioso, es algo que marca a cualquiera. Las temperaturas bajan considerablemente por la noche, así que es importante ir bien preparado.
¿Qué más ver en los alrededores?
- Desierto Negro: Formado por colinas volcánicas cubiertas de rocas oscuras. Un contraste total con el Desierto Blanco.
- Oasis de Bahariya: Palmeras, manantiales naturales y momias del período grecorromano.
- Cristal Mountain: Una montaña literalmente cubierta de cristales de cuarzo. Otro punto fotogénico e impresionante de la región.
Consejos para tu visita
- Visita entre octubre y abril, cuando las temperaturas son más suaves.
- Usa ropa clara, gafas de sol y protector solar.
- Lleva una buena cámara: este lugar es un paraíso para la fotografía de paisajes.
- Asegúrate de ir con un guía autorizado y de respetar el ecosistema único del lugar.
Un destino para quienes buscan lo extraordinario
El Desierto Blanco de Egipto no es un destino turístico tradicional, y eso es precisamente lo que lo hace tan especial. Ideal para quienes aman la naturaleza en estado puro, el silencio absoluto y los lugares que pocos han pisado. Aquí no hay hoteles de lujo, ni tiendas, ni multitudes. Solo tú, el viento del desierto y un paisaje que no se repite en ninguna otra parte del planeta.
