Muchos padres se sienten inseguros acerca de la transición de sus hijos a dormir solos. Aunque este proceso puede parecer complicado, no es necesario apresurarse, ya que cada niño tiene su propio ritmo. Durante los primeros años de vida, es común que los niños prefieran dormir con sus padres, lo que no genera dependencia ni afecta su desarrollo, como señala el pediatra Carlos González.
El especialista indica que no existe una única forma correcta de abordar este proceso. Algunos niños pueden dormir en la cama de sus padres por períodos cortos o más prolongados, sin que esto suponga un problema. Sin embargo, alrededor de los tres años, muchos niños están listos para comenzar a dormir en su propia cama. La clave es presentar este cambio como algo positivo y emocionante.

González recomienda no imponer la idea de dormir solos, sino ofrecer alternativas y hacer que el niño se sienta involucrado en la decisión. Esto puede incluir permitirle elegir su propia cama o sábanas con personajes que le gusten. Además, propone la opción de tener una cama cerca de los padres, de modo que el niño no sienta que está completamente solo.
Es importante ser flexible durante este proceso. Si el niño desea volver a la cama de los padres en algún momento, no debe verse como un retroceso, sino como una adaptación natural a sus necesidades emocionales. El proceso puede no ser lineal, y lo fundamental es que el niño se sienta seguro y cómodo.

El proceso de dormir solo debe ser gradual, con paciencia y comprensión. Al darle opciones al niño y hacerlo sentir parte de la decisión, se reduce la ansiedad y se facilita el cambio sin generar angustia.