Cómo el sedentarismo pone en peligro tu salud física y mental: conoce sus efectos más alarmantes

Por Fernanda Sánchez

El sedentarismo es una de las mayores amenazas para la salud en el mundo moderno. En una era dominada por la tecnología y los trabajos que exigen pasar largas horas frente a una pantalla, el impacto de la inactividad física trasciende lo visible, afectando gravemente el bienestar físico y mental.

Consecuencias físicas del sedentarismo

Más allá del aumento de peso, el sedentarismo está vinculado a problemas cardiovasculares severos. Permanecer sentado durante largos períodos disminuye el flujo sanguíneo, incrementa la presión arterial y los niveles de colesterol, y eleva el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, favorece la acumulación de grasa abdominal, que está estrechamente relacionada con la inflamación crónica y enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

El estilo de vida inactivo también está vinculado a un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de colon, mama y endometrio. La inflamación crónica causada por la acumulación de grasa corporal puede dañar el ADN, creando un entorno favorable para el desarrollo de células cancerígenas.

Impacto en la salud mental y cognitiva

El sedentarismo afecta profundamente la salud mental. Estudios realizados durante la pandemia de COVID-19 revelaron un aumento en los niveles de ansiedad y depresión en personas con hábitos sedentarios.

Asimismo, la falta de actividad física impacta negativamente el cerebro. Las personas mayores que pasan mucho tiempo sentadas presentan un mayor riesgo de desarrollar demencia, debido a la reducción del flujo sanguíneo al cerebro, que afecta su funcionamiento.

Problemas en la vida sexual y el sueño

El sedentarismo también puede influir en la vida sexual y la calidad del sueño. La inactividad está asociada a la disfunción eréctil y una menor concentración de espermatozoides. Según un estudio danés, los hombres sedentarios presentaban una concentración de espermatozoides un 29% menor comparado con aquellos más activos.

Además, la falta de movimiento contribuye al insomnio y a una mala calidad del sueño. Las personas sedentarias tienden a despertarse varias veces durante la noche, mientras que quienes practican actividad física disfrutan de un descanso más profundo y reparador.

La clave está en moverse

Romper con el sedentarismo no requiere cambios drásticos. Levantarse, caminar, estirarse o cambiar de postura durante el día son acciones que pueden marcar la diferencia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Adoptar esta práctica reduce significativamente los riesgos asociados al sedentarismo y mejora tanto la salud física como mental.

Conclusión: No subestimes el impacto de un estilo de vida sedentario. Incorporar el movimiento a tu rutina diaria no solo protegerá tu cuerpo y mente, sino que también mejorará tu calidad de vida.

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