Los celos entre hermanos son una emoción común que puede surgir cuando los niños compiten por la atención y el afecto de sus padres. Ignorar estas emociones no es la solución, ya que los celos no desaparecen por sí solos. Al contrario, es esencial validar los sentimientos de nuestros hijos, ofreciendo apoyo y comprensión.
Al validar la emoción de los celos, los padres pueden normalizarla y, a través de conversaciones amorosas, ayudar a los niños a gestionar sus sentimientos. Es fundamental evitar el castigo o la comparación entre hermanos, ya que esto solo agrava la situación. En lugar de eso, los padres deben reforzar lo positivo, dedicando tiempo a solas con cada hijo y fomentando actividades en las que ambos compartan la atención de manera equitativa.
Los conflictos entre hermanos son una oportunidad para que los niños adquieran habilidades sociales clave, como la negociación y la resolución de problemas. Por eso, es vital que los padres los acompañen en estos momentos, siempre sin permitir actitudes violentas.
En resumen, los celos entre hermanos pueden manejarse con empatía, afecto y paciencia. Los padres juegan un papel crucial al demostrar equidad en el amor y al reforzar lo positivo en cada hijo.
