El ciberacoso es una amenaza real que afecta a muchos jóvenes. Para combatirlo, debemos educar, crear conciencia y fomentar un entorno digital seguro y respetuoso
El ciberacoso es una de las amenazas más serias en la era digital, afectando principalmente a niños, adolescentes y jóvenes. Sus consecuencias no solo se limitan al ámbito virtual, sino que también impactan la salud emocional y mental de las víctimas, generando problemas como ansiedad, depresión, aislamiento social y bajo rendimiento académico. Este tipo de violencia se manifiesta de diversas formas, como insultos, amenazas, difamación, suplantación de identidad y exclusión digital, y no está limitado a un espacio físico ni a un horario específico, lo que lo convierte en una amenaza constante.
Entre 2020 y marzo de 2025, el Sistema de Información Unificado de Convivencia Escolar (SIUCE) reportó más de 1,080 casos de ciberacoso en redes sociales, lo que refleja la magnitud del problema. Para enfrentar esta amenaza, es esencial que familias, escuelas y plataformas digitales colaboren para prevenir y abordar el ciberacoso. Esto incluye educar a los jóvenes sobre el uso responsable de la tecnología, las consecuencias emocionales y legales del acoso en línea y fomentar un entorno digital seguro y respetuoso.
Las familias deben promover la comunicación abierta, hablar con sus hijos sobre su vida digital y cómo resolver conflictos en línea. También deben estar atentas a posibles señales de alerta, como nerviosismo o aislamiento, y supervisar el uso de dispositivos sin invadir la privacidad, utilizando herramientas de control parental de manera transparente. Además, es fundamental enseñar a los hijos sobre la seguridad en internet, como no compartir información personal y configurar adecuadamente las opciones de privacidad en redes sociales.

Si un niño es víctima de ciberacoso, es esencial reaccionar con apoyo emocional, escuchar sin juzgar y ayudar a mantener la confianza. Guardar pruebas como capturas de pantalla y denunciar el acoso a las plataformas o autoridades es clave para frenar la agresión. También es importante fortalecer la autoestima de los jóvenes, ayudándoles a desarrollar una imagen positiva de sí mismos para que no dependan de la validación en redes sociales. En casos graves, la consulta con un profesional de la salud mental puede ser necesaria.
Por su parte, las instituciones educativas deben promover un ambiente de respeto tanto en el aula como en el entorno digital, educar sobre los peligros del ciberacoso e implementar protocolos de actuación claros para intervenir rápidamente cuando se detecten casos. Las escuelas también deben involucrar a las familias en el proceso educativo, organizando talleres sobre ciberseguridad y cómo proteger a los niños en internet.
El ciberacoso es un problema que afecta a toda la sociedad y requiere un esfuerzo conjunto para combatirlo. La prevención comienza con la educación y la promoción de la empatía en el entorno digital, para crear un espacio virtual más seguro y respetuoso para todos.