Por Valeria Vázquez
Chappell Roan ha llegado para quedarse. La cantante de Missouri, conocida por su estética vibrante y su estilo teatral, se llevó el Grammy a Mejor Artista Revelación el pasado 2 de febrero, consolidando su lugar en la industria musical. Su discurso de aceptación no solo celebró su triunfo, sino que lanzó una poderosa crítica a los sellos discográficos, exigiendo salarios justos y seguro de salud para los artistas en desarrollo.
El ascenso de Roan no ha sido fácil: tras ser dejada fuera de su sello discográfico, trabajó en empleos varios antes de encontrar su camino en la música. Con su álbum The Rise and Fall of a Midwest Princess y su participación en la gira de Olivia Rodrigo, su presencia en el pop se ha vuelto imposible de ignorar. Su autenticidad, su identidad queer y su conexión con el público la han convertido en una figura única dentro del panorama musical actual.
Su estilo maximalista, inspirado en el drag y el kitsch ochentero, la diferencia de otras estrellas pop. Mientras muchos apuestan por el minimalismo, ella abraza la teatralidad y la extravagancia, construyendo un universo propio. Desde sus llamativos vestuarios hasta sus declaraciones sin filtro, Chappell Roan es más que una artista revelación: es una fuerza imparable en la música.
