La noche del sábado se vivió un evento lleno de emociones y talento en el karaoke “iLCanto”, ubicado en Polanco, aquí en la Ciudad de México.
En un ambiente íntimo y elegante, la cantautora argentina Celeste Sanazi ofreció su primer show en vivo con banda, dejando una huella imborrable entre los asistentes.
El lugar, decorado con tonos oscuros de azul y negro, ofrecía una atmósfera acogedora, complementada por una iluminación que resaltaba el impecable vestuario blanco de los músicos. Sanazi, en contraste, lució un vestido en tonos azules que resaltaba su presencia escénica.
Con una trayectoria que incluye participaciones en programas de televisión en su natal Argentina, Celeste Sanazi se ha destacado como una artista versátil y apasionada.
Su debut en suelo mexicano atrajo a un público diverso, compuesto por amigos cercanos, colegas de su época universitaria y asistentes tanto de México como de Argentina.
Desde el primer acorde hasta la última ovación, Sanazi demostró un dominio escénico excepcional, moviéndose con seguridad y carisma en cada interpretación.
El repertorio fue amplio y variado, incluyendo clásicos como “Se dice de mí”, “La Ardiente”, “Candela” e “Inevitablemente”, que es su más reciente sencillo, una canción emotiva y profunda sobre el amor, así como tangos que evocaron sus raíces porteñas.
Cada interpretación fue recibida con aplausos y vítores, reflejando la conexión emocional que logró establecer con la audiencia.
La banda que la acompañó, enmascarada y vestida de blanco, aportó un toque teatral y misterioso al espectáculo, complementando perfectamente la potente voz de Sanazi.
El evento, que inició a las 9 de la noche y concluyó alrededor de las 11, alcanzó su clímax cuando el público pidió una última canción.
Entre ovaciones y aplausos insistentes, Celeste regresó al escenario para cerrar la noche con una interpretación cargada de emoción y agradecimiento.
Su primer espectáculo en México no solo marcó un hito en su carrera, y demostró que su talento tiene la capacidad de cruzar fronteras y conquistar corazones.
Por Charly Talavera