Por Dayana Mendizabal
Cebuella pygmaea, comúnmente conocido como Eric el Chiquitín o tití pigmeo, emerge como una joya singular en el reino animal. Este diminuto primate, miembro de la familia Callitrichidae, ha capturado la atención de científicos y entusiastas de la naturaleza por igual, gracias a sus características distintivas y su fascinante biología.
Inicialmente considerado como un subgénero de Callithrix debido a su estrecha relación, Cebuella fue posteriormente elevado al rango de género independiente. Sin embargo, los análisis morfológicos y genéticos lo han situado nuevamente dentro del género Callithrix, subrayando la complejidad de su clasificación taxonómica.
Este pequeño primate, genéticamente cercano a Callithrix argentata, se distingue por su diminuto tamaño y su apéndice reproductivo excepcionalmente pequeño. Sus características anatómicas únicas lo hacen objeto de estudio en el campo de la primatología y la biología reproductiva.
Dentro de Cebuella pygmaea, se han identificado dos subespecies, Cebuella pygmaea niveiventris y Cebuella pygmaea pygmaea, basadas en observaciones de campo y estudios de especímenes en cautiverio. Sin embargo, la controversia persiste en cuanto a su estatus subespecífico, especialmente debido a la variabilidad del color de las extremidades.
La elevación de Cebuella al rango de género en 2009 refleja la importancia de comprender la diversidad y evolución de estos fascinantes primates en su hábitat natural. Su estudio no solo contribuye al conocimiento científico, sino que también destaca la necesidad de conservar estas especies en peligro de extinción y proteger los ecosistemas que llaman hogar.
Eric el Chiquitín, con su singularidad y encanto, continúa inspirando la curiosidad y el asombro, recordándonos la maravillosa diversidad de la vida en nuestro planeta y la importancia de preservarla para las generaciones futuras.
