El calor extremo, la intensificación de fenómenos meteorológicos y la creciente contaminación representan una amenaza para la salud de millones alrededor del mundo, advierten expertos. Con la COP29 iniciando en Bakú, los llamados a la acción climática son más urgentes que nunca. La ONU proyecta que este año sea el más cálido de la historia, un récord peligroso en un planeta donde las emisiones de combustibles fósiles siguen en aumento.
El cambio climático no solo transforma el entorno, también enferma a las personas. La OMS afirma que tomar medidas urgentes es una cuestión de vida o muerte. Las temperaturas extremas están ligadas a problemas como enfermedades cardiovasculares, trastornos renales y respiratorios, e incluso muertes, como las 700 ocurridas en India y los 40,000 casos de insolación este año. Nigeria sufrió una devastadora pérdida humana con el colapso de una presa debido a lluvias extremas, y casi toda España y Estados Unidos siguen lidiando con los estragos de inundaciones y huracanes recientes.
La contaminación del aire también se suma a esta crisis. El 99% de la población mundial respira aire que rebasa los niveles de seguridad de la OMS, lo que lleva a enfermedades graves como el cáncer de pulmón y accidentes cerebrovasculares. En lugares como Lahore, Pakistán, la contaminación llegó a niveles 40 veces mayores al límite aceptable, mientras que la exposición global a los combustibles fósiles sigue causando millones de muertes prematuras.
Finalmente, las enfermedades infecciosas están expandiéndose: mosquitos, aves y mamíferos migran a nuevas áreas, propagando infecciones como el dengue, malaria y chikungunya. La proliferación de estas enfermedades es solo uno de los efectos de un planeta cada vez más caliente, mientras que fenómenos extremos como tormentas e inundaciones facilitan la transmisión de enfermedades por agua contaminada. Los riesgos aumentan, y el tiempo para actuar se acaba.