Menos posibilidades de desarrollar alergias y asma:los pequeños que viven con un gato suelen desarrollar tolerancia inmunológica a los gatos.
Son un gran apoyo emocional en momentos difíciles:un 67% de las familias afirman que su gato siempre está allí cuando lo necesitan y el simple hecho de pensar en ellos nos reconforta.
Una salud mental en buena forma: tener un gato nos ayuda a aliviar el estrés y a reducir los síntomas negativos de estados de malestar psicológico.
Menor riesgo cardiovascular: las personas que viven con gatos suelen tener niveles más bajos de presión sanguínea y de triglicéridos y su corazón responde mejor frente a situaciones de estrés.
Mejor estado físico: tener un gato se asocia a una mejor salud física y mental.
Nos sentimos menos solos: un 83% de las familias declara que sus gatos son una compañía constante.