Por Diana Silva
Reconocer las señales de algo que preferiríamos ignorar puede ser complicado. Para muchos, la idea de una relación de pareja se ha convertido en un objetivo imprescindible en la vida. Parece estar en la lista de deseos de todos, y aunque algunos pueden lidiar con los componentes de “niños” y “trabajo corporativo” hasta cierto punto, la idea de tener una relación siempre parece reconfortante.
Es el concepto de “volver a casa” con alguien. Pero en la búsqueda de esa persona, a menudo nos topamos con señales de advertencia. Sin embargo, la más grande de todas podría ser que, en realidad, no deseamos una relación en absoluto. Aquí hay algunas señales que podrían indicar que no estás hecho para una relación de pareja:
- La idea de compartir te incomoda: Prefieres las cosas tal como están. Tu casa, la estructura de tu vida, tu rutina. Pero ninguna relación funciona sin compartir, desde pensamientos hasta espacios. Si compartir no es tu fuerte (y no sientes que quieras mejorar en eso), una relación podría resultar complicada, ya que la otra persona se sentirá excluida y desatendida, como si siempre estuviera tratando de colarse.
- No te llevas bien con la rutina: Mientras que a algunas personas les gusta la rutina, a ti te parece aburrida. Aunque puedas manejarla hasta cierto punto con el trabajo, prefieres la variedad a un horario fijo. La mayoría de las relaciones necesitan cierto tipo de patrón para prosperar, y si la idea de eso te resulta desalentadora, es posible que nunca te puedas establecer, ni en una relación ni en nada más.
- No te gusta rendir cuentas: Este rasgo de personalidad puede ser un obstáculo importante antes de comprometerte. Prefieres tomar decisiones sin consultar y asumir la responsabilidad si algo sale mal. Si el hecho de que te llamen la atención por tus acciones es suficiente para disuadirte, y la idea de consultar a alguien más te parece “rendir cuentas”, una relación de pareja podría no ser lo tuyo.
- Tienes traumas sin resolver (que se manifiestan como toxicidad): Todos tenemos problemas, pero si sabes que llevas un equipaje que afecta negativamente a las relaciones, es mejor detenerte y buscar ayuda antes de involucrarte con alguien más. Puede que necesites trabajar en ti mismo antes de estar listo para una relación seria.
- Otros aspectos de tu vida son prioritarios: Aunque te guste la idea de una relación, sabes que nunca será tu prioridad. Ya sea tu carrera, tu sueño de viajar por el mundo o cualquier otra cosa, tienes otras prioridades que se anteponen a una relación. Esto puede hacer que la otra persona se sienta descuidada y frustrada.
- Valoras demasiado tu libertad: Te gusta la idea del amor y las relaciones, pero te sientes atrapado por el compromiso. Para ti, comprometerte puede parecer sinónimo de perder tu independencia y autonomía. Es importante respetar tu deseo de libertad, aunque eso signifique renunciar a una relación comprometida.
- Prefieres estar solo: Simplemente, disfrutas de tu propia compañía más que de la de otros. Disfrutas de tus amigos, del sexo ocasional y de establecer conexiones significativas, pero en última instancia, prefieres estar solo. No hay nada de malo en ser feliz por tu cuenta, y es importante reconocer que estar solo también puede ser una experiencia valiosa y enriquecedora.