Por Kari Nava
A medida que se acerca el final del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador en México, la evaluación de su promesa de dejar “el mejor sistema de salud pública del mundo” genera debate entre expertos y ciudadanos. Si bien se reconocen algunos avances, también se destacan pendientes y deficiencias que plantean interrogantes sobre la realización de esta ambiciosa meta.
López Obrador incluyó entre sus 100 compromisos de gobierno la creación de un sistema de salud de primer nivel, universal, gratuito y de calidad, con atención médica y medicamentos gratuitos para todos los ciudadanos, independientemente de su situación de seguridad social.
Gustavo Leal Fernández, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, destaca la implementación de una política para frenar la tendencia neoliberal en el sistema de salud, que según él, estaba conduciendo hacia la privatización.
Uno de los cambios más significativos fue la eliminación del Seguro Popular y su sustitución por el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi) y posteriormente por el Organismo Público Descentralizado (OPD) IMSS Bienestar. Sin embargo, algunos expertos señalan que la implementación del Insabi fue desordenada y enfrentó dificultades, especialmente durante la pandemia de COVID-19.
Aunque el gobierno ha destacado la ampliación de la cobertura de salud en 23 estados a través del OPD IMSS-Bienestar, algunos críticos cuestionan la falta de atención al sistema de seguridad social existente, como el IMSS y el ISSSTE, donde se ha observado una disminución en la calidad de la atención y el abastecimiento de medicamentos.
Otro punto de controversia ha sido la eliminación del Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud, que afectó la atención de enfermedades de alta especialidad para la población sin seguridad social. La redistribución de los recursos de este fondo ha generado preocupación sobre la capacidad de financiamiento del nuevo sistema de salud.
En términos de presupuesto, México sigue alejado de las recomendaciones internacionales, ya que el gasto en salud representa una fracción significativamente menor del Producto Interno Bruto (PIB) en comparación con otros países de la OCDE. Aunque se han realizado aumentos presupuestarios, aún no se alcanzan los niveles ideales para garantizar una atención de calidad para todos los ciudadanos.
Si bien se han registrado avances en algunos indicadores, como consultas y cirugías, persisten desafíos importantes en la cobertura de vacunación y el abastecimiento de medicamentos, especialmente durante la pandemia.
A medida que el final del mandato de López Obrador se acerca, el debate sobre el estado actual y el futuro del sistema de salud pública en México sigue abierto. Los próximos meses serán cruciales para evaluar si se logra consolidar o reformar el sistema de salud, independientemente del resultado de las próximas elecciones presidenciales.