Frecuentes en etapas tardías de la vida, las arritmias pueden ser benignas, aunque no deben ignorarse
Las arritmias cardíacas son trastornos del ritmo del corazón que afectan a millones de personas en todo el mundo. En España, se estima que más de un millón de personas las padecen. Estas alteraciones pueden variar desde episodios breves y sin consecuencias graves hasta situaciones que requieren atención médica urgente. Aunque en muchos casos las arritmias no presentan síntomas evidentes, los pacientes pueden experimentar palpitaciones, mareos, dificultad para respirar o desmayos, lo que afecta su calidad de vida.
El doctor Juan Benezet, jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Universitario La Luz, explica que, si bien muchas de estas alteraciones son benignas, algunas pueden generar complicaciones graves si no se tratan adecuadamente, especialmente en las personas mayores. La edad avanzada es una de las principales causas de estas afecciones, aunque existen otros factores que influyen en su aparición, como la hipertensión, las alteraciones hormonales, el estrés y trastornos emocionales como la ansiedad.
Además, las arritmias también pueden ser causadas por problemas estructurales en el corazón, como enfermedades valvulares o cicatrices producto de procesos isquémicos o inflamatorios. En algunos casos, los problemas en los circuitos eléctricos del corazón, que pueden ser tanto congénitos como adquiridos, también son responsables de estas alteraciones. El diagnóstico de las arritmias es particularmente complejo, ya que sus episodios suelen ser esporádicos y pueden no detectarse en un electrocardiograma convencional. De hecho, los síntomas tienden a desaparecer antes de que se pueda recibir atención médica, lo que hace que los episodios se confundan con otras condiciones, como crisis de ansiedad.
En cuanto a su clasificación, las arritmias se dividen en dos grandes tipos: supraventriculares y ventriculares. Las primeras se originan en las aurículas y pueden incluir fibrilación auricular, flúter auricular y taquicardias por reentrada intranodal. Las arritmias ventriculares, por otro lado, provienen de los ventrículos y pueden poner en riesgo la vida si no se tratan oportunamente. Uno de los tipos más comunes de arritmia son los extrasístoles, que son latidos prematuros. Aunque generalmente son benignos, pueden ser muy molestos si se presentan con frecuencia.
Una de las arritmias más prevalentes es la fibrilación auricular, que se asocia con un mayor riesgo de complicaciones graves, como el ictus y la insuficiencia cardíaca. Esta condición requiere un seguimiento especializado para prevenir eventos adversos.
El tratamiento de las arritmias depende de su tipo y de las causas subyacentes. El control de los factores desencadenantes, como la hipertensión, el estrés o los trastornos hormonales, es clave para un manejo efectivo. En cuanto al tratamiento farmacológico, se emplean medicamentos antiarrítmicos para controlar los síntomas y prevenir nuevos episodios. No obstante, estos fármacos pueden tener efectos secundarios y requieren un seguimiento regular por parte del especialista. En casos más graves, se pueden emplear procedimientos invasivos, como la ablación, para corregir los circuitos eléctricos anormales que causan las arritmias.