La gimnasta rumana Ana Barbosu finalmente recibió su medalla de bronce olímpica, poniendo fin a una controversia que sacudió el mundo de la gimnasia durante los Juegos Olímpicos de París 2024. En una ceremonia realizada en Bucarest el viernes, Barbosu expresó su orgullo y emoción al recibir la presea, comentando con humor que “no esperaba que la medalla fuera tan pesada, pero la portaría día y noche si eso es necesario para tenerla”.
El proceso que llevó a Barbosu a obtener su medalla fue todo menos sencillo. Inicialmente, la estadounidense Jordan Chiles fue la ganadora del bronce tras una apelación presentada por su entrenadora Cecile Landi durante la final de los ejercicios de piso el 5 de agosto. Sin embargo, esta decisión fue revertida después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) fallara a favor de Barbosu, argumentando que el equipo estadounidense presentó su apelación cuatro segundos después del tiempo límite permitido.
El fallo del TAS devolvió el bronce a Barbosu, un cambio que provocó un escándalo en Rumania, país con una rica historia en la gimnasia. La federación rumana de gimnasia lideró el esfuerzo para revisar el proceso de apelación, defendiendo los derechos de su atleta.
En declaraciones a la prensa tras recibir la medalla, Barbosu agradeció el apoyo de su federación y de los abogados que lucharon por su causa. “Estoy muy contenta de tener esta medalla y espero representar a Rumania en el más alto nivel y traer más medallas a casa”, afirmó la gimnasta, visiblemente emocionada.
Este desenlace subraya la importancia de la precisión en los procedimientos de apelación y refleja la determinación de Barbosu de seguir brillando en el escenario internacional.