Por Kari Nava
El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASFF) ha lanzado una alerta urgente tras detectar niveles de aflatoxinas por encima de los límites permitidos en almendras provenientes de Estados Unidos. Estas aflatoxinas, producidas por hongos del género Aspergillus, son altamente tóxicas y se han asociado con la producción de células cancerígenas en humanos.
La exposición a estas toxinas puede ocurrir a través del consumo directo de alimentos contaminados, como frutos secos, maíz, arroz, entre otros, o indirectamente, a través de productos de origen animal alimentados con alimentos contaminados. Los síntomas de una exposición aguda incluyen dolor abdominal, náuseas, vómitos, ictericia, somnolencia y convulsiones, siendo más graves en niños.
La Comisión Europea ha catalogado este riesgo como “serio” al superarse los niveles máximos permitidos de 10 µg/kg de aflatoxinas en las almendras analizadas. Sin embargo, la falta de información detallada sobre la procedencia exacta de las almendras contaminadas ha generado preocupación y sospecha en consumidores y organizaciones como FACUA-Consumidores en Acción.
Las aflatoxinas representan un grave riesgo para la salud a largo plazo, incluyendo retraso en el crecimiento, deficiencias nutricionales, disminución de la inmunidad, alteraciones hepáticas, aborto y cáncer de hígado. La International Agency for Research on Cancer (IARC) ha identificado a las aflatoxinas como los compuestos naturales con mayor potencial cancerígeno para los seres humanos.
Ante esta situación, se insta a los consumidores a abstenerse de consumir almendras de origen desconocido y a las autoridades a tomar medidas rigurosas para garantizar la seguridad alimentaria. Se espera una investigación exhaustiva para identificar la fuente exacta de contaminación y prevenir futuros incidentes similares.