En el mundo de las relaciones amorosas, uno de los comportamientos más comunes —pero también más perjudiciales— es la llamada “ley del hielo”. Esta consiste en ignorar intencionalmente a la pareja como forma de castigo o mecanismo de defensa. Aunque en algunos casos se hace desde el enojo o la frustración, lo cierto es que este tipo de conducta puede convertirse en una dinámica tóxica que deteriora gravemente la comunicación.
Psicólogos especialistas en relaciones afirman que aplicar la ley del hielo puede producir un efecto devastador: “La persona ignorada siente invalidez emocional. Es como si su presencia no importara, lo que puede desencadenar sentimientos de ansiedad, inseguridad y tristeza”, señala la terapeuta Alejandra Rangel en una entrevista para PsicoActual.

Si bien muchas personas creen que guardar silencio ayuda a no decir cosas hirientes en momentos de ira, lo cierto es que prolongar el distanciamiento sin explicar el motivo solo genera incertidumbre y dolor. La ley del hielo corta el diálogo y construye muros en lugar de puentes.
Los especialistas recomiendan que, en vez de ignorar, se practique la comunicación asertiva: tomar un momento para respirar, calmarse y luego expresar los sentimientos desde la empatía. Porque amar también es aprender a decir “me duele” sin necesidad de desaparecer o castigar con el silencio.