¿Qué es peor para tu salud: Vino o cerveza? Esto dice la ciencia

Cerveza: la bebida ligera que puede pesarle a tu salud

Descubre cuál de estas bebidas alcohólicas puede tener más efectos negativos en tu cuerpo y cómo consumirlas sin poner en riesgo tu bienestar.

El consumo de bebidas alcohólicas es una práctica ancestral que forma parte de celebraciones, encuentros sociales y tradiciones en todo el mundo. Entre las opciones más populares se encuentran el vino y la cerveza, dos clásicos que suelen estar presentes en la mesa de millones de personas. Pero, ¿te has preguntado cuál de las dos es más perjudicial para tu salud? Aunque ambas tienen sus efectos negativos, los estudios científicos revelan que no afectan al cuerpo de la misma manera.

Cerveza: ¿un enemigo silencioso?

Aunque a simple vista parece inofensiva por su bajo contenido de alcohol en comparación con otras bebidas, la cerveza puede representar un mayor riesgo cuando se trata de salud. La razón principal es la cantidad que se consume. Al tener una graduación alcohólica más baja, suele beberse en volúmenes mucho mayores, lo que aumenta no solo la cantidad de alcohol total, sino también la ingesta calórica.

Investigaciones respaldadas por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos destacan que esta bebida, consumida en exceso, puede contribuir significativamente al aumento de peso, especialmente en la zona abdominal. Este tipo de obesidad abdominal es un factor de riesgo clave en enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Además, un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Tulane señala que quienes consumen principalmente cerveza suelen tener dietas menos saludables, lo que agrava aún más el impacto negativo en el organismo. El consumo frecuente también puede derivar en la acumulación de grasa en el hígado, desencadenando afecciones como el hígado graso, además de incrementar el riesgo de hipertensión y problemas cardíacos.

¿Y el vino? Una alternativa con matices

Por otro lado, el vino —especialmente el vino tinto— ha sido objeto de múltiples estudios que han relacionado su consumo moderado con posibles beneficios cardiovasculares. El secreto estaría en el resveratrol, un potente antioxidante presente en la piel de las uvas, que podría proteger al corazón y reducir el estrés oxidativo en el cuerpo.

Sin embargo, esto no significa que el vino sea completamente saludable. Cuando se supera el límite recomendado, sus supuestos beneficios desaparecen y los riesgos se equiparan a los del resto de las bebidas alcohólicas: daño hepático, enfermedades cardiovasculares, presión arterial elevada y, por supuesto, riesgo de dependencia.

Moderación, la clave de todo

Más allá de si prefieres una copa de vino o una cerveza bien fría, lo fundamental es tener en cuenta la cantidad y la frecuencia con la que consumes alcohol. Ninguna bebida es inocua, y aunque el vino pueda parecer la opción “menos mala”, todo depende del contexto, tu estilo de vida y tus hábitos de salud.

En lugar de satanizar una bebida u otra, lo ideal es optar por un consumo consciente y moderado. Informarse, escuchar a tu cuerpo y tomar decisiones responsables puede marcar la diferencia a largo plazo.

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