En un contexto nacional donde los colegios de abogados suelen estar subordinados a intereses políticos, surge en Nuevo León una Federación que plantea una ruptura inédita. Esta nueva organización no solo desafía la costumbre corporativa; también enfrenta sabotajes, presiones y campañas de desprestigio.
El primer presidente será José Refugio Quintanilla Gaona, figura respetada en el gremio, cuya elección detonó reacciones desde diversos frentes políticos. La narrativa contra él se centra en acusaciones de intolerancia, pero el trasfondo es más complejo: se teme que su liderazgo rompa con el viejo modelo de obediencia partidista.

A este proyecto se suma también el Dr. José Roberto Salinas Padilla, quien sufrió campañas de desprestigio cuando aspiró a la Fiscalía General del estado. Su vínculo con la federación ha reactivado tensiones, revelando el temor del poder a una vocería técnica con independencia real.
El evento inaugural se realizará bajo medidas privadas de seguridad, reflejando el nivel de presión institucional. Y no es para menos: este movimiento está atrayendo a juristas del antiguo gobierno independiente, marcando una posible transformación gremial de alcance nacional.
