En una reciente entrevista, el médico veterinario zootecnista Raúl Ocadiz compartió información importante sobre el coronavirus canino, un virus que afecta principalmente el aparato digestivo de los perros. Este virus pertenece a la familia Coronaviridae, dentro del género Alfacoronavirus. Es fundamental no confundirlo con el SARS-CoV-2, responsable del COVID-19 en humanos, ya que, aunque ambos provienen de la misma familia, son distintos en su estructura, su capacidad de causar enfermedad y las especies que afectan.

Es altamente contagioso entre perros, sobre todo en lugares donde hay aglomeraciones de animales como criaderos, refugios, pensiones y parques. La transmisión ocurre principalmente por vía fecal-oral, es decir, cuando un perro entra en contacto con superficies contaminadas.
El virus tiene un periodo de incubación corto, que varía entre uno y cuatro días, y puede propagarse rápidamente en espacios cerrados. Una vez que el virus entra en el organismo, comienza a provocar síntomas de forma acelerada. Los signos clínicos más frecuentes incluyen diarrea de color anaranjado o verdoso y con mal olor, letargo, pérdida de apetito, vómitos, dolor abdominal y, en algunos casos, fiebre. En la mayoría de los perros adultos y sanos, la enfermedad suele ser leve y de corta duración, permitiendo la recuperación sin necesidad de tratamientos médicos intensivos. Sin embargo, en cachorros, perros mayores de ocho o nueve años o en aquellos con un sistema inmunológico debilitado, el coronavirus canino puede tener consecuencias graves.

Existen dos formas principales de coronavirus canino: la variante entérica, que afecta el sistema digestivo, y la variante respiratoria, que compromete el tracto respiratorio. Esta última se transmite a través de aerosoles y puede ser parte del denominado complejo respiratorio canino. Sus síntomas incluyen tos, estornudos, secreción nasal y ocular, y a menudo se pueden confundir con otras enfermedades, por lo que es necesario realizar estudios veterinarios especializados para un diagnóstico preciso.
El tratamiento para el coronavirus canino se basa en la rehidratación, el control de la diarrea y el vómito, y el apoyo nutricional. En casos graves, puede ser necesaria la hospitalización si el tratamiento en casa no es suficiente. Existe una vacuna que previene el coronavirus canino entérico, aunque generalmente se administra incluida en vacunas múltiples y no de manera separada. Afortunadamente, cuando el virus se presenta de manera aislada, la enfermedad suele ser leve y autolimitada.
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