Vacunación contra herpes zoster: más allá que una simple vacuna

Por: Dr. Raúl Zenteno Langle

Una de las cosas más importantes que cambio la práctica médica, fue el
descubrimiento de la vacunación por el británico Edward Jenner en el año 1796. Jenner
observó que las lecheras que se contagiaban de viruela bovina (cowpox), una
enfermedad leve en humanos, no enfermaban de viruela humana (smallpox), que era
mucho más peligrosa. Para probar su hipótesis realizó lo siguiente: Tomó pus de una
lesión de viruela bovina de una lechera llamada Sarah Nelmes. Se lo inoculó a un niño
de 8 años, James Phipps. Luego expuso al niño al virus de la viruela humana, pero no se
enfermó. Más adelante, Louis Pasteur amplió el concepto de vacunación y desarrolló
vacunas para otras enfermedades, como la rabia y el ántrax. Este avance médico ha
reducido la mortalidad y severidad de enfermedades infecciosas tales como COVID-19,
influenza estacional y virus del papiloma humano.
El virus de la varicela-zóster no es una excepción. La vacuna para prevenir el herpes
zóster ha demostrado excelentes resultados y se ha asociado a otros beneficios.
¿Quieres conocerlos, así como las indicaciones y el esquema de aplicación? Te lo
contamos aquí.
¿Qué es el virus herpes zoster y su vacuna?
El virus varicela-zóster, tras causar varicela, permanece latente en los ganglios
sensoriales. Su reactivación, común en inmunocomprometidos y mayores de 50 años,
causa herpes zóster: vesículas dolorosas en trayecto de los nervios, acompañadas de
dolor ardoroso intenso. Las complicaciones incluyen problemas oculares, inflamación
del cerebro y medula espinal (encefalitis/mielitis), vértigo periférico y parálisis facial.
Dada su alta prevalencia (1 de cada 3 personas desarrollará herpes zóster) e incidencia
en México (3-6 casos/1,000 personas/año, más frecuente en mayores de 50 años), y la
elevada tasa de dolor ardoroso postherpético (20-30% en pacientes mayores), se ha
desarrollado Shingrix, una vacuna recombinante no viva con glicoproteína E del virus
varicela-zóster y el adyuvante AS01B, para prevenir el herpes zóster y sus
complicaciones.
¿A quién se la aplicamos?
Está indicada para personas mayores de 50 años, independientemente de si han tenido
herpes zóster anteriormente. También se recomienda para individuos mayores de 18
años que tienen mayor riesgo debido a condiciones que debilitan su sistema
inmunológico, como ciertos tratamientos de cáncer, trasplantes de órganos,
enfermedades inmunodeficientes y quienes han adquirido herpes zoster anteriormente.
Esquema de colocación

Shingrix se administra en dos dosis. La primera dosis es seguida por una segunda dosis
entre dos y seis meses después. O también está el esquema acelerado, que se coloca
la segunda dosis posterior a los 30-35 días después de la primera dosis. Este esquema
de dos dosis es crucial para garantizar una protección máxima contra el herpes zóster.
Efectos colaterales
Los efectos colaterales de la vacuna son dolor o enrojecimiento en el sitio de la
inyección. Fatiga, fiebre, diarrea, dolor muscular o dolor de cabeza, generalmente de 1
a 2 días.
Efectos para prevenir la infección
La vacuna Shingrix ofrece varios beneficios importantes:

  • Alta eficacia: Shingrix ha demostrado ser más del 90% efectiva en la prevención
    del herpes zóster en adultos mayores.
  • Reducción del dolor: La vacuna ayuda a prevenir el dolor ardoroso
    postherpético, una complicación dolorosa del herpes zóster.
  • Protección a largo plazo: La protección proporcionada por la vacuna se
    mantiene por 10 años, reduciendo significativamente el riesgo de desarrollar
    herpes zóster.
    Por otro lado, se ha observado que la vacuna no solo ofrece beneficios en la protección
    contra una posible reactivación del virus, sino también se ha asociado a ventajas
    cardiovasculares e incluso a la reducción del deterioro cognitivo.
    Efectos sobre salud cardiovascular
    Estudios observacionales retrospectivos muestran que la vacunación completa con
    Shingrix se asocia con un riesgo 27% menor de infarto al miocardio y un 30% menor de
    mortalidad por cualquier causa en comparación con la no vacunación. Este beneficio se
    observa también en pacientes con diabetes mellitus tipo 2. Se postula que la reducción
    del riesgo cardiovascular se debe a la disminución de la inflamación vascular transitoria
    inducida por el virus.
    Efectos sobre la memoria
    Desde 2020, investigaciones crecientes sugieren que la vacunación contra el herpes
    zóster se asocia con una menor incidencia de demencia en adultos mayores. La
    reactivación del virus del herpes zóster inflama las neuronas y daña las células
    cerebrales, incrementando el riesgo de deterioro cognitivo. Un estudio encontró que un
    episodio de herpes zóster se asociaba con un 47% más de riesgo de demencia, riesgo
    que se reducía significativamente con antivirales. Estudios recientes de 2025 indican
    que la vacuna Shingrix podría tener efectos neuroprotectores. Un estudio en Estados
    Unidos (2017-2022) en personas ≥50 años mostró un 32% menos de riesgo de demencia

en quienes recibieron las dos dosis de la vacuna, en comparación con los no vacunados.
Hallazgos similares se obtuvieron en Gales, con un beneficio particularmente notable
en mujeres.
En resumen, la vacuna Shingrix, además de su alta efectividad contra el herpes zóster,
se asocia con una disminución de eventos cardiovasculares y deterioro de la memoria.
La vacunación contra el herpes zóster ofrece beneficios que van más allá de la
prevención de la infección. Si eres candidato, vacúnate con tu

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